La pandemia del coronavirus ya afectó a más de 4,1 millones de personas en Argentina, y se llevó la vida de 87.216 desde marzo del año pasado. A partir de marzo, los contagios volvieron a crecer y la segunda ola generó el desborde de la mayoría de los hospitales del país, con altas tasas de ocupación de camas en terapia intensiva. Al aumentar el número de contagio, creció también la cantidad de pacientes graves que desarrollan neumonías bilaterales y otras complicaciones que pueden llevarlos a la muerte.
Hoy la ocupación de camas de terapia intensiva tanto en el sector público como en el sector privado es del 75.6%. Pero se empieza a registrar una tendencia a la baja en la cantidad de testeos de personas con el coronavirus. Desde hace dos semanas, la tasa de positividad diaria en la Argentina se mantiene por debajo del 30%. El miércoles 16 de junio, midió 21,80%, según la Unidad de Datos de Infobae en base a la información epidemiológica del Ministerio de Salud de la Nación. El valor más alto de positividad en los testeos para COVID-19 se había reportado el 20 de mayo pasado, con el 37,11%.
“Los registros de positividad han ido fluctuando porque a veces las jurisdicciones suben los datos de los casos que se descartan más tarde”, comentó a Infobae el físico Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham, que hace un análisis de los datos diarios. En la semana del 16 de mayo, se batió el récord de 578.773 testeos. “La positividad está bajando tanto a nivel país, como en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires. En general, cuando baja la positividad significa que los casos de COVID-19 están bajando”, dijo a Infobae Martín Barrionuevo, senador provincial por Corrientes, que también hace el monitoreo de datos epidemiológicos y de vacunación.
“Tanto la baja de casos confirmados como la baja de la positividad son un muy buen indicio”, sostuvo el doctor Guillermo Durán, investigador y director del Instituto del Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y del Conicet. Pese a la tendencia esperanzadora, el doctor Durán remarcó que hay que tomar los datos con cautela: “Aún son números altos”, afirmó en diálogo con Infobae en referencia que desde hace dos semanas la tasa de positividad diaria se mantiene por debajo del 30%, pero ayer midió 21,80%. A nivel país, se han contabilizado 15.514.806 testeos realizados. En la última actualización de la cartera de Salud de hoy, se notificó que se habían realizado 118.717 durante el día anterior, y se habían confirmado 25.878 casos de personas con el coronavirus.
Esta semana, el Ministerio de Salud porteño informó que el total de testeos realizados en la Ciudad de Buenos Aires equivale al 26,5% del total de testeos que se realizaron hasta el momento a nivel país (15.215.447, según el monitor de datos del gobierno nacional). Es decir, que uno de cada cuatro testeos que se realiza en Argentina se hace en la ciudad de Buenos Aires, donde se registró el primer caso de COVID-19 en marzo del año pasado. La tendencia a la baja de los contagios podría seguir durante las próximas semanas. “Hay un porcentaje importante de gente vacunada o que se contagió en los últimos meses. Esas situaciones bajan la cantidad de personas susceptibles”, aclaró el doctor Aliaga.
Pero también hay que tener en cuenta que la reducción de los contagios también dependerá de la adhesión de la gente a las medidas como el uso adecuado del barbijo, el distanciamiento, la ventilación cruzada, y evitar reuniones en lugares cerrados con no convivientes. También podría afectar la presencia de variantes del coronavirus. En el caso de la variante que ahora se llama Lambda, que fue clasificada como variante de interés esta semana por la OMS, ya se ha encontrado en más del 60% de las muestras secuenciadas de pacientes del Conurbano. Aún está en estudio su transmisibilidad, si aumenta el riesgo de reinfección y si reduce la efectividad de las vacunas contra el COVID-19. Mientras tanto, se espera también un mayor impacto del plan de vacunación.
Empezó a fines de diciembre pasado, pero por la escasez de vacunas se demoró. Recién durante las últimas dos semanas, se aumentó el ritmo de la vacunación: se duplicó al pasar de un promedio diario de unas 150.000 aplicaciones a casi 300.000 dosis. Días atrás, el doctor en bioquímica Jorge Geffner, investigador en inmunología y vicedirector del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS), que depende de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, había pronosticado en diálogo con Infobae que habrá “dos momentos bisagras” para la pandemia en la Argentina: “En agosto, ya estarán vacunados los mayores de 40, y eso repercutirá en la mortalidad y la enfermedad severa. Estaremos lejos de los más de 600 fallecidos diarios”.
Además, el científico estimó que para fin de año o para comienzos del próximo, Argentina podría llegar la inmunidad de rebaño por la vacunación, “pero habrá que seguir cuidándonos por las distintas variantes. Será un mundo distinto al actual y será necesaria la responsabilidad individual”. Geffner estimó que en agosto los casos de muertes de COVID-19 bajarán más del 50% en comparación con las últimas semanas de mayo y junio, por el ritmo sostenido de la vacunación. Comentó: “El país está con una mayor aplicación de las vacunas, y con una provisión más continua. Están pendientes más envíos de las vacunas Sputnik con nuevos contratos que implicarán la llegada de más dosis de vacunas. Es probable que para agosto bajen los casos.
También será necesario que se completen los esquemas con la segunda dosis de Sputnik y de AstraZeneca”. Pronosticó: “En agosto, Argentina estará por debajo de las 200 muertes diarias”, vaticinó el experto. En tanto, el doctor Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica consideró que coincidía con el pronóstico para una reducción de los casos de COVID-19 en agosto. “Coincido en que en agosto podrían bajar los casos en Argentina. Pero hay que tener en cuenta que aquí se usan diferentes vacunas que en otras regiones del mundo y que las variantes como Delta podría impactar. Hoy el concepto principal debería ser que las personas que tienen una sola dosis deberían completar el esquema cuanto antes, especialmente las que tienen factores de riesgo. Porque si se introducen las variantes como Delta, esas personas podrían ser afectadas si no tienen las dos dosis aplicadas”.