A casi cuatro meses de la muerte de Diego Armando Maradona, sus seguidores y fanáticos se autoconvocaron a través de redes sociales en el Obelisco porteño para pedir que se esclarezca la muerte del ídolo nacional. Hacia el final de la movilización se registraron algunas corridas y momentos de tensión. Incluso, un fotógrafo de Infobae fue víctima de un robo y no fue la única víctima de la inseguridad. También fue asaltado un periodista de La Nación+, Jerónimo Mura.
La cita estaba pactada para las 18 horas. Bajo la consigna “No murió, lo mataron”, desde hace unos días comenzaron circular unos flyers con el rostro y la silueta del Diez que invitaban a una movilización para pedir “Justicia por Diego” y “Juicio y castigo a los culpables de su deceso”. Antes de las cinco de la tarde ya había algunas personas en la Plaza de la República, frente al Obelisco. En tanto, poco antes de las seis de la tarde llegaron al Obelisco Dalma y Gianinna Maradona junto a Claudia Villafañe, portando una bandera y acompañados por seres queridos.
Pero apenas cinco minutos después, y en medio de un tumulto de gente, tanto la ex esposa del Diez como sus dos hijas se alejaron del Obelisco e ingresaron a un hotel, que abandonaron poco después de las 18.30 horas. También participaron de la movilización Verónica Ojeda, una de sus ex parejas, y Dieguito Fernando, otro de sus hijos.
Tras el cierre de la movilización, Dalma Maradona explicó por qué dejaron el lugar: “Lamentablemente fuimos caminando hasta el Obelisco lo más bien hasta que la prensa se nos tiró encima, fue imposible seguir avanzando porque la prensa empezó a empujar a la gente y nos pareció que no era la forma! No fuimos a dar notas porque el objetivo nuestro no era ese! Nadie insultó a mi mamá como quieren inventar (todo lo contrario) y no nos fuimos a refugiar a un hotel sino que habíamos dejado nuestros autos en ese estacionamiento”.
Antes de los disturbios, el clima en avenida 9 de Julio y avenida Corrientes era como la previa a un partido de fútbol, cuando todavía se podía ir a la cancha. Había quienes ofrecían latas de gaseosa, agua y cerveza. Había también, bombos, banderas, trompetas: todo con la cara del diez. “Olé, olé, olé, Diego... Diego”, cantaban. Algunos miraban el cielo y agitaban las manos.
Alrededor del obelisco, como si fuera una tribuna, los hinchas y fanáticos del Diez colgaron banderas de Boca Juniors, otras para homenajearlo y otras más para pedir Justicia. “Morla, tu condena es social. No tenés perdón De Dios”, decía una. Al lado, una imagen de Maradona pintada a mano era fotografiada por varios transeúntes y curiosos. “Sácame una foto acá, con esta. El más grande de todos los tiempos”, comentaba Lucas Darfe.
Lucas tiene 28 años y es de San Telmo. Fue a la movilización con su pareja y un amigo. Se enteró por redes y cuando vio que venían a Dalma y Gianinna entendió que era “algo serio”. Hincha del rojo, Lucas se autodefine como Maradoniano “gracias a mi viejo, que me hizo fanático del Diez”. “Sin repetir y sin soplar” es capaz de recitar rápidamente todos los clubes donde jugó el Diego. Su muerte, asegura, le generó mucha bronca. “Los primeros meses me la pasaba mirando vídeos y llorando. No podía entenderlo. Siempre pensé que yo me iba a morir antes que él”.
Entre la multitud sobresale un muñeco de Diego. Su creador, Juan Manuel Cáceres, tiene 70 años y lo lleva pegado a un casco de albañil. Lo sostiene -muestra orgulloso- con dos palitos. “Lo hice con el torso de un maniquí”, apunta el hombre. De San Martín Provincia de Buenos Aires, Cáceres dice que se dedicó toda la vida a ser metalúrgico. Ahora está jubilado y baila en una murga. Al mini Diego lo vistió con el equipo de la selección argentina, una peluca con rulos bien negros y le sumó una copa del mundo en la mano derecha. Para que sea más vistoso, lo rodeó con luces de colores, como las que se colocan en el árbol de Navidad. Desde temprano se pasea con el muñeco y es uno de los atractivos de la marcha.
Jorge tiene 64 años y tres hijos. Trabaja en una Cooperativa del Mercado Central y es hincha de Independiente. El día en que murió Diego Maradona, ese 25 de noviembre al mediodía cuando lo informaron los medios, estaba durmiendo. “Me despertó mi mujer para avisarme y sentí una gran congoja. Como si se me hubiera muerto un familiar”, cuenta a Infobae. Por eso, dice, vino a la marcha. Para pedir Justicia. Lo acompañan sus compañeros de trabajo (unas 35 personas) y algunos barras del Club Almirante Brown. Los mismos que escoltaron a Verónica Ojeda y Dieguito Fernando cuando llegaron al obelisco.
La tarde transcurrió entre trompetas, bombos y cantos que coreaban el nombre de Diego. Para cuando cayó el sol, de a poco, la multitud empezó a disiparse. Algunos se acercaban al pie del obelisco, donde se montó una especie de altar con velas blancas. La imagen a la que le rinden homenaje es la de Diego emulando el Che Guevara. Al lado, un parlante a todo volumen reproducía en loop la canción que el cantante Rodrigo le dedicó a Maradona: “Olé, olé, olé, oléDiego, Diego...”. Diego Maradona falleció a los 60 años el pasado 25 de noviembre mientras cumplía una internación domiciliaria en una casa alquilada en un barrio de la localidad bonaerense de Tigre, semanas después de someterse a una operación en el cráneo por un hematoma subdural.
En la causa que investiga el presunto delito de homicidio culposo, la Justicia imputó al neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, la médica coordinadora Nancy Forlini y los enfermeros Dahiana Gisella Madrid, Ricardo Almirón y Mariano Perroni (coordinador). A pedido de la Justicia, el lunes 8 de marzo se reunió una junta médica de 20 especialistas en la Dirección de Policía Científica para analizar la muerte del ídolo. Sus resultados serán clave para definir los pedidos de indagatoria e imputaciones de los especialistas que lo trataron.