El papa Francisco, de 86 años, entró al quirófano para una operación de urgencia y bajo anestesia general en Roma, por un riesgo de obstrucción intestinal, anunció el Vaticano.
La intervención quirúrgica resulta “necesaria” por la agravación de los síntomas presentados por el sumo pontífice, indicó su equipo médico, y requerirá “varios días” de hospitalización, precisó en un comunicado el director del servicio de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
EL COMUNICADO COMPLETO DEL EQUIPO MÉDICO DEL PAPA FRANCISCO
Al término de la Audiencia General de este miércoles 7 de junio, el Santo Padre se dirigió al Hospital Universitario Agostino Gemelli, donde a primera hora de la tarde será sometido, bajo anestesia general, a una laparotomía y cirugía plástica de la pared abdominal con prótesis. Lo informó esta misma mañana el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, en un comunicado a los periodistas.
Bruni agregó: “La operación, concertada en los últimos días por el equipo médico que asiste al Santo Padre, se hizo necesaria debido a una hernia incisional que le está provocando síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y que empeoran”.
El portavoz concluyó especificando que la estadía del Pontífice en el centro sanitario durará varios días para permitir el curso normal del posoperatorio y la recuperación funcional completa.
El Obispo de Roma había concurrido, este martes 6, a la institución sanitaria para realizar unos controles médicos.
LA SALUD DEL PAPA FRANCISCO
Según su biografía, la primera operación de Francisco fue en 1957, cuando, con 21 años, padeció una infección pulmonar que derivó en una intervención quirúrgica urgente para extirparle el lóbulo superior del pulmón derecho.
En julio de 2021, el obispo de Roma tuvo que ser hospitalizado unos diez días en ese mismo hospital para someterse a una operación del colon. Según dijo, sufrió “secuelas” de la anestesia.
En una reciente entrevista con la agencia estadounidense AP, Francisco reveló que volvía a sufrir de divertículos, el problema por el que tuvo que ser operado, pero que estaba bien de salud.
Y a fines de marzo, Francisco, elegido papa en 2013, tuvo de nuevo que ser ingresado en el hospital Gemmeli por una infección respiratoria.
El papa sufre además de la rodilla derecha, lo que le obliga a andar con bastón o con silla de ruedas y ha asegurado en varias ocasiones que no se quiere operar.
Otro problema recurrente del papa son los dolores debidos a la inflamación del nervio ciático y que le obligaron a suspender algunas celebraciones. Durante 2019, en gran secreto, Francisco se sometió a una pequeña intervención de cataratas en sus ojos en la Clínica Pío XI, en Roma.