El presidente de Rusia, Vladímir Putin, se enfrenta a otra humillante derrota luego de que sus fuerzas abandonaran sus posiciones en la ciudad de Kherson, según informan funcionarios occidentales.
Los comandantes rusos huyeron de la ciudad que habían capturado durante los primeros días de la invasión, dejando a los reclutas “desmoralizados y sin líderes” para hacer frente al avance ucraniano. Los analistas prevén una victoria de los defensores para finales de año, de acuerdo a información obtenida por The Times.
Kherson es la última ciudad ocupada por Rusia en la orilla occidental del Dnipro, el río que divide a Ucrania. Funcionarios occidentales afirmaron que sería “imposible” para Putin mantener una presencia militar al otro lado del río si Kherson cayera.
La toma de la ciudad fue la primera gran victoria rusa tras la invasión de febrero, cuando las tropas irrumpieron desde Crimea en un rápido avance.
Sin embargo, con la llegada del invierno boreal, los generales rusos parecen haber decidido abandonar su posición en la orilla occidental del Dnipro y concentrarse en fortificar sus puestos en la orilla oriental.
“Han decidido que no vale la pena luchar por Kherson, pero esa barrera defensiva natural del río es muy valiosa para ellos”, declaró un oficial occidental a The Times.
Hay síntomas de una posible retirada, pero Ucrania desconfía de ellos porque provienen de fuentes también rusas, lo que podría esconder una trampa de Putin. Circularon en diversas redes sociales fotos del principal edificio administrativo de la ciudad de Kherson sin la bandera rusa. Kiev no les dio crédito.
Natalia Humeniuk, vocera militar del sur de Ucrania, alertó: “Podría ser una provocación particular, con el fin de crear la impresión de que los asentamientos están abandonados, que es seguro entrar en ellos, mientras se preparan para las batallas callejeras”, dijo.
Las líneas de suministro rusas, que ya estaban muy deterioradas, sufrieron un nuevo golpe esta semana cuando un puente de pontones situado a unos nueve kilómetros de Kherson resultó dañado. Las imágenes publicadas en Internet sugieren que los lanzadores de cohetes estadounidenses Himars dispararon seis misiles contra el puente.
Los funcionarios occidentales están a la espera de ver si este contratiempo suscita nuevas críticas al Kremlin; los partidarios de la línea dura se sienten agraviados por lo que consideran la calamitosa mala gestión de la invasión.
Los funcionarios dijeron que las fuerzas rusas se estaban quedando sin munición y que el Kremlin estaba importando proyectiles de artillería de Corea del Norte. Después de que Putin ordenara el reclutamiento de 300.000 hombres, las tropas recién movilizadas se presentaban en el frente sin armas.
Kirill Stremousov, jefe adjunto de la administración civil-militar de Kherson, insiste en que la vida “continúa con normalidad”.
Un dirigente prorruso en el sur de Ucrania dijo que Moscú probablemente retirará sus soldados de la ribera occidental del río Dniéper en Kherson, e instó a la población civil a que se retire, lo que podría indicar una retirada que sería un revés para la guerra de Rusia.
Los altos cargos de Moscú guardaron silencio. El Gobierno de Kiev se mantenía cautelosos, sugiriendo que Rusia podría estar tendiendo una trampa a los soldados ucranianos.
“Lo más probable es que nuestras unidades, nuestros soldados, partan hacia la orilla izquierda (oriental)”, dijo Stremousov, en una entrevista el jueves con Solovyov Live, un medio de comunicación online pro-Kremlin.
La zona incluye la ciudad de Kherson y un lado de una presa a través del Dniéper que controla el suministro de agua para regar Crimea, la península que Rusia ha ocupado desde 2014.
Anteriormente, Rusia había negado que sus fuerzas estuvieran planeando retirarse de la zona.
En unos extensos comentarios el jueves por la noche en un programa organizado por la televisión RT, Stremousov fue algo más equívoco, diciendo “tenemos que tomar algunas decisiones muy difíciles ahora. Sea cual sea nuestra estrategia. Y algunas personas pueden tener miedo de reconocer las cosas”.
“Pero para mí es muy importante intentar decir en este momento: “Gente, por favor, vayan a la orilla este. Estarán en una posición mucho más segura”, dijo Stremousov.
En otro momento, Stremousov dijo que espera “que no nos vayamos de Kherson” y que si eso ocurriera, “será un gran impacto no solo en términos de imagen de todos nosotros, sino un gran impacto para la gente que podría quedarse aquí”.