Las ventas minoristas del sector textil e indumentaria se desplomaron en enero y profundizaron la tendencia decreciente que mostró el sector durante 2022. Ese proceso se explica por dos cuestiones principales: los aumentos de precio del año pasado -que estuvieron ampliamente por encima del promedio de la inflación- y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. En la industria argumentan que el impacto ya se siente en toda la cadena productiva.
El último relevamiento de ventas minoristas que realizó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) arrojó para el primer mes del año una baja del 0,3% interanual. Nuevamente, el rubro de peor “performance” fue el de textil e indumentaria, donde se observó una caída del 14,4% en ese período, en línea con la dinámica negativa que predomina desde el inicio del 2022.
Para el presidente de CAME, Alfredo González, la explicación en el retroceso del consumo tiene que ver con varios factores que juegan en contra. “La ropa subió mucho y la mayoría de los ingresos corrieron de atrás a los aumentos, por lo que la gente muchas veces focaliza su consumo en productos de primera necesidad. Los consumidores a veces buscan alternativas más baratas en los canales informales y eso nos perjudica. Otra razón que juega en contra es el encarecimiento del costo de financiación del Ahora 12″, detalló el empresario en diálogo con la señal Todo Noticias.
Si bien el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC indicó que la inflación de prendas de vestir y calzado fue del 4% en diciembre, lo cual representa una desaceleración en relación con los meses previos, la variación interanual del sector fue del 120%. Esto significa que, en promedio, la ropa más que duplicó su precio en el último año, mientras que el IPC general finalizó en 94,8%.
La Secretaría de Comercio incluyó a las empresas del sector de indumentaria en el relanzamiento de Precios Justos anunciado el viernes pasado, por el cual se dispuso un tope de aumentos del 3,2% mensual hasta junio. No obstante, los empresarios señalan que por la atomización del sector comercial en los canales presenciales y virtuales, los controles no tendrán la efectividad esperada.
En paralelo, los ingresos continúan con la racha negativa que mantienen desde hace cinco años. Con los últimos datos del INDEC disponibles, a noviembre pasado, el poder adquisitivo de los salarios acumula una caída del 23,6% respecto al máximo registrado en el nivel de sueldos en 2017.
“Mientras que los trabajadores registrados registran una merma del 19,6%, los trabajadores informales resultan los más afectados con una pérdida acumulada del 38,9%”, precisó la consultora LCG. Este viernes se conocerán los datos correspondientes a diciembre, pero la consultora anticipó una nueva caída anual, en torno al 0,5% en 2022.
LA CAÍDA EN LAS VENTAS IMPACTA EN LA PRODUCCIÓN
La caída de las ventas minoristas también tiene impacto en la producción. La Fundación ProTejer, que agrupa a toda la cadena textil, ya había advertido que los pedidos en las industrias cayeron considerablemente a finales del año pasado.
“Cuando a la sociedad le va mal, lo primero que restringe es la compra de ropa, porque puede usar prendas que ya tiene en el armario. La industria siente el golpe de segunda ronda”, apuntó el titular de la entidad, Luciano Galfione.
Los empresarios no niegan que hubo una recomposición en los márgenes de ganancia luego de las fuertes bajas entre 2018 y 2020 por el efecto de la pandemia. Sin embargo, destacan que la medición del instituto estadístico oficial no tiene en cuenta canales nuevos como el electrónico y solo mide precios finales, sin contemplar las promociones y descuentos.
Además, advierten que tuvieron un fuerte incremento de costos internacionales que repercutió en los insumos importados y en materias primas fundamentales, como el algodón.