La discusión respecto al ritmo del ajuste fiscal que debería encarar el gobierno de Alberto Fernández a partir de 2022 domina la agenda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de cara a un acuerdo para restructurar el crédito stand by por USD 44.000 millones. De acuerdo al ministro de Economía, Martín Guzmán, el equilibrio fiscal recién se terminaría alcanzando en 2027 aunque para el organismo de crédito internacional esto debería suceder mucho antes.
En ese marco, y luego de que la cartera de Economía informara que el Sector Público Nacional (SPN) cerró el 2021 con un déficit primario acumulado de un billón 407.641 millones de pesos –en torno al 3% del PBI- y un déficit financiero de dos billones 91.882 millones – cercano al 4,5 del PIB-, la discusión pasa por el nivel de déficit al que puede aspirar la Argentina en 2022.
El propio Guzmán reconoció recientemente ante gobernadores que la disminución del déficit fue mucho mayor que la esperada, pasando de 6,5% en 2020 a sólo 3% en 2021. Sin embargo, también dejó en claro que la idea que un ajuste más acelerado en los próximos años iría en contra del crecimiento económico.
“Es prematuro tratar de proyectar hacia fines de 2022 el resultado fiscal. No hay una guía o programa para dar cuenta del sendero fiscal. Se sabe que hay intención de reducir el déficit tanto por parte del FMI como por parte de la Argentina. Mientras el Fondo se centra en reducir el financiamiento monetario, el Gobierno busca hacerlo de forma gradual”, dijo a Infobae Juan Pablo Albornoz, economista de Ecolatina.
En ese sentido, remarcó que hay tres factores que van a jugar en contra de la reducción del déficit fiscal en 2022.
“Uno es el impuesto a las grandes fortunas, que no va a estar este año como fuente de ingreso. El segundo tiene que ver con el riesgo por la baja del precio de los commodities, que puede hacer que la recaudación por derechos de exportación, que traccionó fuerte en 2021, no sea la misma que en 2021. Y el tercero está vinculado con la fórmula de movilidad jubilatoria, que deja un arrastre positivo para el déficit de 2022″, detalló.
A la hora de analizar por dónde se puede recortar el déficit, Albornoz afirmó: “Recortando las transferencias directas a jubilados, como los bonos que se dieron el año pasado. Además la fórmula ya les va a dar crecimiento real de los haberes este año”. Asimismo, dijo que también se puede ajustar gasto de capital y que el gasto Covid podría tener un recorte en 2022.
“Otra posibilidad es recortar las transferencias a provincias dado que este año van a ser superavitarias. El ajuste también podría venir por ese lado. Pero esto es tentativo dado que no existe un programa fiscal, presupuesto ni un indicio al respecto”, destacó.
Lorenzo Sigaut Gravina, director de análisis macroeconómico de la consultora Equilibra, dijo a Infobae que “2022 va a ser un año complejo porque no va a estar el impuesto a las grandes fortunas y se van a perder ingresos fiscales por derechos de exportación dada la sequía prevista”.
Respecto al ajuste del déficit para 2022 dijo: “El ahorro fiscal este año puede ser de medio a un punto. Eso mostraría vocación por achicarlo. El Fondo busca que Argentina pueda llegar más rápido al superávit primario pero todavía no hay detalles de eso porque la negociación es muy hermética”.
En tanto, el economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso, Eugenio Marí, afirmó que lo que ocurrió en 2021 con la reducción del déficit no se podrá repetir. “Gran parte de esta baja estuvo apoyada en ingresos extraordinarios que no se repetirán: impuesto a la riqueza, ingreso de DEGs del FMI y suba de la recaudación de derechos de exportación por suba de precios internacionales.
A lo que se sumó una dinámica positiva en la recaudación a medida que la economía se volvía a los niveles pre pandemia. Y también una asistencia del Banco Central al Tesoro que se aceleró en la última mitad del año y trepó a más de 4% del PBI”, consideró.
“Según los dichos de los funcionarios de Economía, el rol del gasto público como motor de la recuperación se mantendría en 2022, pero esto no parece sostenible”, remarcó.
Para el economista, sin ingresos extraordinarios, y con una asistencia monetaria que “ya se está traduciendo en niveles de inflación de más del 50% anual”, el 2022 probablemente obligue al gobierno a enfrentar más seriamente el desequilibrio fiscal.
“El acuerdo con el FMI, si bien podría generar un alivio financiero transitorio, no involucraría recursos frescos. Y tras el resultado de las elecciones legislativas, la creación o suba de impuestos como ocurrió en 2019, 2020 y 2021 no parece ser una opción para el gobierno. A esto se suma la sequía, que se estima generará pérdidas de recaudación de por lo menos USD 1.400 millones”, analizó.
En ese sentido, para Marí las novedades no vendrán del lado de los ingresos, sino más bien de la política de gastos. “El gobierno ya ha adelantado que revisará los subsidios económicos a la electricidad y el gas. Algo similar probablemente ocurra con parte de la obra pública. No obstante, tal vez el principal aliado del Ejecutivo para equilibrar las cuentas en 2022 sea la inflación, que ayudará a licuar los gastos no indexados”, cerró.
Cabe destacar que el el Sector Público Nacional ((SPN) cerró el 2021 con un déficit primario acumulado de 1,4 billón de pesos y un déficit financiero de 2,91 billones, según informó el Ministerio de Economía.
Pocos días atrás, Guzmán aseguró que “prácticamente hay acuerdo” con el FMI “sobre hacia dónde hay que converger, cuál es el resultado fiscal primario. La diferencia está en las velocidades y eso tiene que ver con que se están mirando objetivos diferentes”.
“En 2021, con una economía creciendo al 10%, el déficit fiscal primario cayó 3,5 puntos del Producto. El déficit fiscal fue de entre 2,9% y 3% del PBI. Es una caída muy fuerte. Se está dando una consolidación fiscal virtuosa”, dijo el ministro en declaraciones a la agencia AFP.