Uno de cada cuatro despidos del segundo trimestre del año se debió al cierre de empresas. La proporción es aún mayor en el caso de la industria, donde la relación entre cesantías y cierres sube a uno de cada tres casos. Esta tendencia fue registrada por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en su último relevamiento sobre despidos y suspensiones. El informe advierte que “hasta el momento, los despidos no habían estado relacionados directamente con el cierre de la empresa en sí, sino con procesos de ajuste”. Desde comienzos del año, se vienen sumando 3700 nuevos trabajadores afectados por mes.
“Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) para abril muestran que la dinámica del empleo no se modificó: los ‘brotes verdes’ anunciados por el ministro de Finanzas, Nicolás Dujovne, sólo habían sido estacionales”, señaló a PáginaI12 Hernán Letcher, titular del CEPA.
En este marco, junto con la continuidad de los despidos, “lo que se observa en este segundo trimestre de 2017 es un incremento sensible de la pérdida de puestos de trabajo a raíz de cierres de plantas o empresas. Se saltó de 900 casos en el primer trimestre de 2017 a casi 2500 en el segundo trimestre, es decir que se multiplicó casi por tres”. También aumentó la cantidad de empresas que bajaron la persiana, sobre todo en el sector industrial.
Entre los casos de cesantías por cierres de plantas hay firmas muy conocidas: Cerámica San Lorenzo en San Juan, la embotelladora de Quilmes (Pepsi) en Trelew, varias de Sancor, la planta de Pepsico en Vicente López. Muchas otras son de menor tamaño, como la gráfica Fangraf, en la Ciudad de Buenos Aires, o Jocri, también en CABA, de la industria del cuero.
Para los autores del relevamiento, la hipótesis es que el cambio en la tendencia responde a que se ha agotado “una primera etapa en la que las empresas intentan ajustarse, despiden a personal eventual, cortan horas extras, reducen algunas tareas en términos de cantidad de personal”, y hemos llegado a un punto en que finalmente la decisión que queda es cerrar. “Hay una diferenciación por tamaño, que está relacionada con el hecho de que en las empresas de mayor porte la política de cierre tiene que ver con mejorar la rentabilidad, en cambio en empresas de menos de 200 trabajadores el cierre está relacionado con una crisis terminal”, diferencia Letcher.
Con el mes de junio cerró el primer semestre de 2017. En el período, del 1 de enero al 30 de junio, se contabilizaron 22.369 despidos y suspensiones. Si el número se promedia, puede dimensionarse mejor, al observar que desde enero, cada mes hubo 3728 nuevos trabajadores afectados (tanto por perder su empleo como por sufrir suspensiones).
En el acumulado desde diciembre de 2015, desde que asumió la presidencia Mauricio Macri, el CEPA totaliza 264.143 despidos y suspensiones brutos (76.526 del sector público y 187.617 del privado).
La amplísima mayoría de los despidos ocurrió en la industria, ya que casi 70 de cada cien empleos perdidos correspondieron a esa actividad. A lo largo de este último semestre, la industria expulsó a 14.038 empleados (promediando 2340 nuevos afectados cada mes). Estos números triplican las cesantías de las empresas de servicios, que vieron afectados 5801 puestos.
Sin embargo, no hay que perder de vista que los dos procesos están absolutamente relacionados, y que a una oleada de despedidos industriales sigue otra de despedidos de los servicios, como consecuencia de la reducción del consumo interno. En el mismo sentido, así como la onda expansiva iniciada por los despidos industriales golpea en los trabajadores de servicios, ambas afectan a los trabajadores informales, una franja que es especialmente vulnerable por estar integrada por los empleados en negro, que carecen de protección legal.
Al desglosar hacia el interior de la industria, se ve que las más afectados siguen siendo las textiles, jaqueadas por la apertura indiscriminada de las importaciones, el alza de las tarifas y la disminución del consumo interno. Nuevas suspensiones en Alpargatas y despidos en Dass, Puma y Globito son algunos de los casos que reseña el relevamiento del CEPA. En la producción de alimentos y bebidas el cierre de Pepsico, líder en el mercado de snacks con su marca Lays, dejó sin empleo a 600 personas; también hubo cierres de Quilmes.
Los petroleros continúan en crisis. Los despidos de Atucha están directamente vinculados a la política de Cambiemos para el sector energético. En autopartes hubo 500 nuevos cesanteados y suspendidos, al igual que en las químicas, que sufrieron 450 bajas por despidos y suspensiones (Carboclor, Colorín, Lanxess y Resimax). Sumaron también despidos las industrias ferroviaria, láctea, curtiembres, frutihortícola, gráfica, calzado, frigorífico, madera y muebles, envases y embalajes, pesca industrial, laboratorio, materiales de construcción y plástico.
Entre los servicios, el comercio concentró casi el 70 por ciento de los despidos y suspensiones. Carrefour, Disco y Walmart son algunos de los reseñados.
El relevamiento del CEPA se basó en fuentes sindicales, noticias periodísticas y datos de los organismos del Estado. Entre estas fuentes oficiales se cuentan los números del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que reflejan los despidos (no las suspensiones) del sector privado y la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), ambas mediciones publicadas por el Ministerio de Trabajo.
El SIPA computa 54.195 trabajadores menos en el sector industrial entre noviembre de 2015 y abril de 2017. Por su parte, la EIL muestra una nueva caída del empleo industrial en mayo de 2017. Es decir que en los dos casos, estos registros oficiales confirman que la caída de la cantidad de trabajadores en la industria ha sido constante, desmintiendo la idea de reactivación (“el salario y el empleo se siguen recuperando”, aseguró por ejemplo Dujovne el 5 de abril pasado) que intenta instalar el discurso del equipo económico macrista.