El asesinato de Andrés “Pillín” Bracamonte, de 53 años, líder de la barra brava de Rosario Central, dejó abierta una incógnita en la Justicia y en las fuerzas de seguridad. El histórico jefe de la hinchada canalla murió junto a su ladero, Daniel “Rana” Attardo, de 55, en lo que pareció una emboscada.
El crimen ocurrió la noche del sábado 9 de noviembre, tras el partido de Central contra San Lorenzo. Bracamonte y Attardo se trasladaban en una camioneta Chevrolet S10 blanca cuando fueron interceptados por atacantes a pie, que les dispararon a corta distancia. El ataque tuvo lugar en la intersección de las calles Avellaneda e Ibarlucea, en las inmediaciones del estadio Gigante de Arroyito, mientras muchos hinchas abandonaban el lugar.
Testigos reportaron haber escuchado entre siete y diez disparos, lo que generó una ola de pánico en el vecindario, donde algunos comensales cenaban en bares cercanos.
A medida que avanzan las pesquisas, la Justicia busca esclarecer si el homicidio respondió a una interna dentro del ámbito de la barra o si tiene que ver con otras disputas en el mundo delictivo de Rosario.
LAS HIPÓTESIS DEL CASO
La investigación a cargo del fiscal Alejandro Ferlazzo enfrenta una complicación adicional: la falta de iluminación. La balacera ocurrió de noche y no había alumbrado público en la zona. El análisis de las cámaras de seguridad se vuelve difícil, lo que se observa en las imágenes difundidas recientemente y en el relato de quienes estuvieron en el lugar.
Además, personas presentes en el Hospital Centenario, donde Attardo y Bracamonte murieron, declararon ante la Policía de Investigaciones que alcanzaron a ver a tres sospechosos encapuchados que dispararon y luego huyeron. El fiscal concentra la investigación en esta línea de testimonios.
Testigos y otros hinchas coincidieron en señalar que una ambulancia habría pasado frente a la escena del crimen sin asistir a las víctimas, y que un patrullero también pasó por el lugar sin detenerse.
Las primeras informaciones señalan que el alumbrado público de la cuadra donde ocurrió el crimen no estaba funcionando; sin embargo, las cámaras de seguridad registraron el hecho y actualmente están bajo análisis. Los investigadores intentan determinar si el apagón fue una simple sobrecarga generada por la actividad en los alrededores del estadio o si alguien manipuló la conexión eléctrica de manera deliberada para preparar el terreno, de acuerdo a lo consignado por Rosario3.
El domingo por la noche se conocieron los primeros resultados de la autopsia realizada a Bracamonte y Attardo. Según confirmaron fuentes de la causa a Infobae, ambos recibieron cinco disparos a corta distancia.
“Creemos que se acercaron por la ventanilla y los remataron”, señalaron fuentes judiciales. Un aspecto llamativo fue la distribución de los impactos: los diez proyectiles detectados en la autopsia se alojaron en tórax, brazos y piernas, sin que ninguno alcanzara la cabeza, a pesar de la proximidad de los disparos.
Luego de conocerse estos datos, se anunció una conferencia de prensa para el lunes por la mañana, en la que se proporcionarán más detalles. Participarán el fiscal regional interventor, Dr. Matías Merlo, y el fiscal de Homicidios, Dr. Alejandro Ferlazzo, del Ministerio Público de la Acusación, junto con el ministro de Justicia y Seguridad de la provincia, Pablo Cococcioni, y Alejandra Monteoliva, secretaria de Seguridad de Nación.
Las hipótesis apuntan, entre otros puntos, a una interna en la barra brava de Rosario Central, mientras que los antecedentes judiciales de Bracamonte ofrecen más pistas para el análisis.
Durante dos décadas, “Pillín” estuvo ligado a causas de extorsión, lavado de dinero y asociación ilícita. Por caso, fuentes de la investigación revelaron a Infobae que los motivos del ataque podrían estar vinculados a la causa por lavado de dinero en la que el líder de la barra habría conseguido ciertos beneficios judiciales a cambio de información. Según las mismas fuentes, esta situación habría “caído mal” entre otros líderes del mundo delictivo en Rosario, quienes “pagan con sangre” estas decisiones.
La causa en cuestión involucra también a Carlos Vergara, exlíder de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) en la ciudad, con quien Bracamonte gestionaba negocios de viandas y baños químicos destinados a empresas de construcción en el Gran Rosario, según La Capital.
Otra línea investigativa explora la relación de Bracamonte con Los Monos, la organización liderada por la familia Cantero. Desde hace algunos años, la relación de “Pillín” con Guille Cantero y otros referentes del grupo se había vuelto ambigua, al punto de enemistarlo con facciones rivales. De acuerdo con fuentes judiciales, dos exaliados de Cantero —Leandro Vilches y Pablo Caminos, ambos en prisión— habrían intentado crear su propio sistema de negocios ilegales en la ciudad.
Al parecer, Vilches y Caminos buscaban negociar acuerdos con la Policía y dominar el mercado de extorsión en la zona norte, donde Bracamonte tenía influencia. En ese marco, ambos habrían ordenado a uno de sus operadores, Matías Gazzani, actuar contra el líder de la barra para quedarse con el control de estos negocios. Gazzani, quien lleva nueve meses prófugo, permanece inubicable, lo cual también despierta sospechas entre los investigadores.
Otra de las posibilidades involucra a Samuel “Samu” Medina, yerno de Guille Cantero, quien, según otra teoría, habría buscado desplazar a Bracamonte del liderazgo. Medina murió hace un mes en otro hecho de violencia, y su asesinato habría desencadenado represalias que podrían incluir el ataque a Bracamonte. Crimen de “Pillín” Bracamonte: qué se sabe hasta ahora sobre el asesinato del líder de la barra de Rosario Central.
INVESTIGACIONES Y ANTECEDENTES
Bracamonte había sido blanco de varios ataques en el pasado, entre ellos un intento de asesinato en agosto de este año tras el clásico contra Newell’s, cuando fue emboscado en el Parque Alem. “Pillín venía muy jugado. Tenía frentes abiertos por todos lados”, explicó una fuente de la investigación en diálogo con Rosario3. Además de su relación con Los Monos, las autoridades rastrean su presunta implicación en casos de extorsión, lavado de dinero y un reciente proceso judicial por violencia de género.
De hecho, el viernes anterior a su asesinato, Bracamonte se había presentado ante la Justicia para responder a una denuncia de marzo de 2018, en la que se lo acusa de amenazar a su expareja con un bate de béisbol en su domicilio.
La fiscal Luciana Vallarella solicitó una condena de dos años de prisión, alegando violencia doméstica. Bracamonte también enfrentaba un juicio por presunto lavado de activos en el cual habría utilizado cuatro empresas de servicios para ocultar sus ingresos. Estas empresas, de acuerdo con el fiscal de delitos económicos Miguel Moreno, tenían al club Rosario Central entre sus clientes y abarcaban desde la reventa de entradas y el cobro de estacionamiento hasta la explotación de merchandising ilegal.
La red de negocios de Bracamonte también se extendía a la administración de taxis y viandas para trabajadores de la construcción en complicidad con el gremio de la Uocra. En 2020, “Pillín” pasó cinco meses en prisión en el marco de esta causa, aunque recuperó la libertad al pagar una fianza de tres millones de pesos.
EL ROL DE ATTARDO Y EL OPERATIVO POLICIAL
El asesinato de Bracamonte también acabó con la vida de su hombre de confianza, Daniel “Rana” Attardo, quien conducía la camioneta en el momento del ataque. Attardo era delegado de la UPCN en el Hospital Centenario de Rosario y estuvo involucrado en otros episodios de notoriedad, entre ellos, su deportación de Brasil en 2014 junto a su esposa mientras intentaba ingresar a los estadios del Mundial.
Su velorio contó con un fuerte operativo policial. Pocas personas se acercaron al lugar, pero la seguridad en el acceso e inmediaciones se mantuvo debido a la alta exposición del caso.