Asesinaron a un argentino en Bolivia
El hombre tenía 35 años. Su madre asegura que a pesar de haber arribado al hospital con signos vitales, no fue asistido y falleció.
Un argentino de 35 años oriundo de Neuquén fue apuñalado en Bolivia en circunstancias que se investigan y, según denunció su madre, murió después de que los médicos de un hospital se negaran a atenderlo. Las primeras informaciones indican que la víctima sufrió una herida en pecho y que llegó con vida hasta el centro de salud, pero no se le permitió ingresar.
De acuerdo con el relato de Karina, la madre del joven, su hijo, identificado como Walter Matías Rosales, había llegado a Oruro hacía un día con su pareja. Tras ello, conoció a un colombiano con quien fue a comprar a una despensa y más tarde regresó malherido al hotel donde se hospedaba. Una vez allí, apenas alcanzó a decirle a su novia que había sido apuñalado y luego se desmayó.
Según contó Karina al sitio LM Neuquén, el joven fue trasladado de urgencia a un hospital donde lo vieron un médico y dos enfermeras, quienes le dijeron a su novia que no lo atenderían. “Mi hijo llegó con signos vitales y lo dejaron en la vereda, murió en la vereda del hospital”, sostuvo la mujer, que está viajando a Bolivia para hacer los trámites de repatriación del cadáver.
La madre de la víctima también manifestó que Rosales sufrió destrato por parte del personal médico mientras era trasladado en ambulancia desde el hotel hasta el centro de salud. “Tengo grabaciones donde el señor que conduce [la ambulancia] le dijo que por algo le había pasado”, aseguró e insistió: “Hicieron abandono de persona, lo abandonaron, no lo atendieron, mi hijo quedó tirado en la vereda”.
De acuerdo con Karina, quien lo asesinó fue el ciudadano colombiano con quien este había ido de compras. Algunos trascendidos apuntan además a que el homicidio se produjo en ocasión de robo.
Asimismo la madre de la víctima estimó que la pareja llevaba consigo unos $60 mil, pero aclaró que el dinero estaba en poder de la mujer y no del joven. Por estas horas, la Policía buscaba dar con el paradero del sospechoso.
Según reconstruyó el medio neuquino, Rosales era padre de un niño de 11 años y viajaba por América Latina con su pareja. Había integrado la organización Ni Un Pibe Menos por la Droga en Neuquén y formó parte de los talleres en la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) del barrio Confluencia, donde dio talleres de guitarra y batucada.