Desde que comenzó la pandemia local por coronavirus hace 13 meses , la Ciudad de Buenos Aires oficia como una gran caja de resonancia sobre el devenir y la gestión epidemiólogica del COVID-19 junto a la Provincia de Buenos Aires. Ambas jurisdicciones, además, conforman la megalópolis AMBA, que cuenta con casi 15 millones de habitantes y definitivamente conforma la zona más afectada del país desde que arrancó la peste.
La suba sostenida de casos que se dio en todo el país, y más aceleradamente en los últimos 10 días, fue coronada ayer miércoles con los 16.056 nuevos contagios, la cifra más alta desde octubre 2020 y la evidencia de que la tan mentada segunda ola ya llegó.
Y aún sin que el ritmo de vacunación en los grupos más vulnerables -mayores de 60 y personal de la salud- se destrabe a pesar de haber recibido más vacunas en los últimos 4 días - 300.000 mil de Sputnik V y 280.000 mil dosis de AstraZeneca vía COVAX - pero sin poder perforar la escasez de inoculaciones que para esta fecha padece la Argentina, a pesar de los acuerdos de compra firmados por el Gobierno Nacional.
Adentrémonos en el escenario de la CABA. El propio ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, fue contundente en su habitual conferencia de prensa de cada mañana: “decididamente, estamos en la segunda ola de la pandemia, basado en el hecho de que tenemos un registro de 10 a 12 días de aumento sistemático de casos y esta última semana el aumento se ha hecho muy acelerado”.
Quirós enfatizó que “hay que tener cuidado de comparar los números de esta segunda ola con los números de la primera”. Y añadió que “más allá de que en la primera ola hubo una menor cantidad de testeos, el número actual de casos es muy importante y la tasa de positividad también aumentó. Lo cual demuestra que no son solamente más testeos, sino que hay más casos”.
El problema más candente y preocupante hoy es la posibilidad de que el sistema de salud entre en un colapso - un eslabón de la cadena sanitaria que fue muy cuidado y donde apuntaron las primeras políticas y planificación de la gestión de la pandemia- porque ante la actual escalada de contagios de COVID-19 se prevé el aumento de las ocupaciones de las camas sobre todo en las terapias intensivas.
Según pudo saber Infobae el sistema de ocupación de camas en la CABA hoy llega al 30%, pero la preocupación de los expertos, funcionarios y autoridades sanitarias locales es que la ocupación trepe al 70% en las próximas semanas. La única buena noticia de la segunda ola, dijeron a este medio autoridades de la Ciudad , es que “nos agarra vacunando”.
Sin embargo, existe un segundo problema que está vinculado a otro dato y que preocupa tanto o más: mientras que el índice de reproducción del coronavirus - el conocido R- en las personas mayores es de 1,04; en la Ciudad de Buenos Aires se midió que el R en menores (de 0 a 10 años) es de 1,4.
Esto quiere decir una sola cosa: que el virus penetró entre los más jóvenes. El índice R representa el potencial de propagación que tiene el virus, en este caso SARS-COV-2. Si el número de reproducción es mayor que 1, cada persona infectada transmite la enfermedad al menos a una persona más. Ahora, si el número de reproducción es menor que 1, se infectan cada vez menos personas y el número de infectados disminuye.
Por eso, para contener la propagación de un virus, su número de reproducción debe ser inferior a 1. Con fórmula matemática de por medio: R < 1. El combo explosivo, y que se suma a los datos anteriores, son las cuatro variantes que se hallaron en la Argentina. Todas proponen una mayor contagiosidad del virus, por ende más enfermos y posibilidad de más muertes.
En el caso argentino se detectaron -hasta ahora- cuatro variantes, según informó el Consorcio País, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. Las variantes corresponderían a casos de infecciones adquiridas en la comunidad o de origen desconocido: la variante 501Y.V1 (Reino Unido), la variante P1 (Manaos), la variante P.2 (Río de Janeiro) y la variante CAL.20C (linaje B.1.427, California).
Con estas cepas se puede contagiar hasta cuatro personas a la vez y se asocian con un aumento de la mortalidad de un 30%. Las vacunas que actualmente se inoculan en la Argentina (Sinopharm, Sputnik V, AstraZeneca, Covishield) sirven para contener a las nuevas cepas. La única variante que no puede ser repelida por estas vacunas es la Sudafricana que, afortunadamente, aún no se encontró en estas tierras.
Hay consenso entre los expertos acerca de que la actual curva de contagios a la que asiste CABA y el resto del país va en ascenso en gran medida por las reuniones sociales y eventos grupales que no están permitidos, y que se los conoce como eventos supercontagiadores: las juntadas de 20 personas o más y no usar el barbijo, ni mantener la distancia social, ahí es justamente dónde se está produciendo la mayor cantidad de contagios.
“Hay un conjunto de normas de prevención y de seguridad en las reuniones familiares y sociales que hoy no se cumplen”, precisó Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
Para el médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253), “el gran desafío es -estableciendo una similitud entre la situación sanitaria con la climatología- tratar de enfrentar al efecto huracán, esto es, la probabilidad de que el mundo viva un huracán COVID-19 por cuatro aristas, que son: las nuevas variantes, el relajamiento de las medidas preventivas, el no acceso a las vacunas en forma adecuada y con programas eficientes de vacunación y la cuarta es la probabilidad de reinfección”.
Ahora bien, ¿cuál es el plan que tiene CABA de cara a esta nueva etapa de la pandemia? Según confirmó Infobae con autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la última carta de negociación es el cierre de los comercios y de las escuelas, dos rubros esenciales para sostener la economía y el sistema educativo.
“Si el protocolo es adecuado, la escuela en sí misma no debería ser un generador de contagios. Si el virus tiene mayor capacidad de transmitirse, porque tiene una velocidad más rápida de reproducción, va a generar cargas virales más altas, va a contagiar a las personas y va a empezar a desplazar a la cepa original”, compartió Sued.
El frío es un factor estacional determinante para encarar esta segunda ola e impacta, por ejemplo, en que los ambientes cerrados generan espacios muy propicios para elevar la contagiosidad.
Según confirmaron a Infobae el criterio de administración de crisis de la pandemia al que mira con simpatía la Ciudad es el modelo europeo, el inglés más precisamente, que estableció con intermitencias el “toque de queda”, cierres parciales y una nocturnidad administrada (que en CABA hoy llega hasta las 2 am). Desde la cúpula de autoridades de la Ciudad, repiten una y otra vez, que hay que respetar el protocolo de AFOrO en comercios y restaurantes para “no tener que pensar en cerrar” .
Las expectativas del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta están puestas en mejorar la campaña de vacunación, sobre todo en inmunizar a los grupos de riesgo antes de que lleguen las temperaturas más bajas. Para tal fin, el gobierno porteño abrió este lunes el registro para que los mayores de 75 años se vacunen contra el coronavirus.
La Ciudad de Buenos Aires aplicó -hasta ahora-la primera dosis de las vacunas disponibles sólo al 20% de este grupo etario, que en territorio porteño lo conforman 663.000 residentes.
El ministro de Salud de CABA señaló que “la mayoría de los contagios están ocurriendo en lugares cerrados con baja protección, allí se bajan los barbijos y se pierde la distancia o pasan mucho tiempo en un lugar mal ventilado”. Si notáramos que los contagios aparecen vinculados a una actividad económica, social o deportiva, cambiaríamos rápidamente las medidas”, aseguró convencido Quirós.