Los 10 puntos claves que nos alejan del disfrute en el sexo
Desde el control excesivo al miedo al embarazo, muchos son los factores que influyen en el encuentro sexual.
A la hora de un encuentro sexual, sucede que muchas veces ponemos el foco en el resultado. Observamos y analizamos lo que sucede externamente, qué hacemos, qué no hacemos, si sale como esperamos o no, etc. Y también en función de eso sacamos conclusiones que, adivinen, no suelen ser muy positivas. Nos empantanamos en querer revertir pero continuamos poniendo el foco afuera: si tuve una erección, si llegué al orgasmo, si el otro hizo tal o cual cosa.
Por eso hoy los invito a reflexionar acerca de varios mecanismos que nos suceden por dentro que pueden impactar directa y negativamente sobre nuestro disfrute. Muchas de las cuales podrán reconocer en otros ámbitos de la vida y quizá ahí podamos identificar, en otros contextos, las consecuencias que éstas nos traen. A veces esperamos que la cama sea un mundo aparte. Y no, como somos en la vida somos en la cama.
- La hiperexigencia: uno de los grandes males de nuestra época, una exigencia desmedida que nos hace sentir que nunca somos suficiente. En el sexo esto suele generar muchos mandatos y falsas creencias que ponen el foco en el rendimiento y en la cantidad. Tener determinado cuerpo, lograr erecciones u orgasmos, “no fallar”, tener cierta frecuencia, etc. Una expectativa inhumana y una idea del sexo muy robótica y automatizada, lejos de lo real.
- La baja tolerancia a la frustración. Muchas veces una pequeña situación que sale “mal” desencadena una catarata de malestar que puede instalar una problemática donde no la hay. Sobre todo por el temor a que vuelva a suceder. Permitirnos el error es saludable.
- El control excesivo. Es difícil conectar con las sensaciones si tenemos la cabeza en estado de control y de alerta. Nos lleva a vivir la escena sexual desde el rol de espectador. Es un gran desafío poder apagar la mente y llevar el foco a las sensaciones físicas. No nos olvidemos que el sexo se hace con el cuerpo.
- La autocrítica constante. Es importante registrar cómo nos hablamos a nosotros mismos al momento sexual. Hay que alentar desde la hinchada para que el equipo salga campeón. Por eso, implementar un pensamiento amoroso y compasivo hacia uno mismo mejora el sexo, en particular, y la calidad de vida, en general.
- Estar pendientes del tiempo. Que si me demoro o que si llego antes, no suma. ¿Podemos dejar el cronómetro fuera de la cama?
- Las inseguridades. Desde dificultades con la imagen corporal hasta inseguridades en el desempeño. Por eso la sexualidad se relaciona tanto con la autoestima y se refuerzan mutuamente. Generar confianza en uno mismo no suele ser algo que nos salga fácil por eso debemos ser muy cuidadosos con las palabras y mensajes que le damos al otro para no herir ni dañar. Sentirnos cómodos y seguros nos permite bajar la respuesta de alerta y que el deseo fluya.
- La falta de feedback. Decirle al otro que nos gusta y que no, nos facilita el camino. Muchas veces esperamos que la otra persona adivine o sepa qué necesitamos, cuándo y dónde. El sexo siempre ha sido un tema tabú y por eso es que tenemos poco entrenado el hábito del diálogo sobre nuestros gustos y necesidades. Quizá no sea específicamente durante el momento sexual, pero podemos ir buscando espacios y maneras de transmitir lo que nos gusta.
- Querer agradar. Es muy común que uno esté pendiente de agradar al otro y ser gustado. Un poco está bien, en exceso quizá haga que te desconectes de vos y de la situación. No saber pedir. ¿Hay algo que necesitas? ¿Algo que te gusta mucho? Pedilo, buscalo. Con palabras, gestos, movimientos. Todo tu cuerpo habla.
- El miedo a un embarazo o de contraer una ETS. Quizá nunca te detuviste a pensar que durante los encuentros íntimos tenés este miedo. El miedo nos lleva a incorporar medidas de cuidado y por eso es una emoción básica y adaptativa. Estar seguros y seguras de tener métodos de cuidados adecuados, son fundamentales a la hora de los encuentros.