Junto con la pandemia, que para muchas personas significó pasar mucho más tiempo en su casa, trajo un renovado interés por los pasatiempos, entre ellos el del mundo de los coleccionistas. Con varias casas especializadas y grupos de Facebook donde comparten sus hallazgos, la actividad sigue generando interés.
La semana pasada, trascendió que las monedas con errores poco frecuentes son un objeto codiciado por estos coleccionistas que se reúnen en grupo como “Numismática Argentina”, entre otros, que permiten la compra, venta, intercambio y subastas de monedas y billetes nacionales.
Entre los billetes, los más valorados son los que tienen algún tipo de error de impresión o de ortografía. Aunque para saber su real valor hay que encontrar algún comprador interesado o dispuesto a pagar más por ese billete, que no siempre es fácil.
El especialista en temas numismáticos, Ariel Dabbah —miembro titular del Instituto Federal de Investigadores Numismáticos (Ifinra) y autor del libro “Errores de acuñación en la amonedación nacional 1881-2015″— citó algunos ejemplos de billetes con errores que están actualmente en circulación. “Son muy coleccionables”, destacó. Los hay muy antiguos, pero también son muy codiciados los papeles fallidos que están en circulación.
Es el caso del billete de $1.000, de la serie de animales, que en su reverso no tienen completo el dibujo, solo se ve el fondo sin terminar y falta el mapa de la Argentina en color rojo y el árbol con el nido del hornero en color violeta.
En Mercado Libre, por caso, venden otro papel de $1.000 por 20.000 pesos. O sea, un 1.900% más que su valor nominal. ¿Por qué? Porque no tiene impresa su banda de seguridad. Se trata de un error de acuñación importante: este hilo impreso en líneas intercaladas en tonos tornasolados y un diseño especial es uno de los principales elementos de seguridad del billete porque es muy difícil de falsificar.
“El precio del billete es un poco alto pero no es irracional. Son 100 dólares. Diría es que es su precio máximo”, explica Dabbah sobre la publicación. “El billete parece bueno, pero eso es algo difícil de determina sin tenerlo en la mano. Y si se desata furor seguro van a aparecer falsos. Hay que tener cuidado”, alerta el especialista y reitera que para estas compras conviene contar con la recomendación de un exporto para evitar dolores de cabeza.
También hay un billete de $200, también de la serie de animales, que en su frente (anverso) no tiene impreso el numero 200 ni las palabras “doscientos pesos” que en el billete habitual se leen en una tinta de color verde que cambia al dorado (conocida como tinta de variabilidad óptica).
Otro caso es el billete de $200 que tampoco tiene terminado el dibujo de su reverso. En ese billete, no también falta el mapa y gran parte del dibujo que en los billetes correctamente impresos tiene colores rosas sobre un fondo celeste.
¿Cuánto se puede obtener por la venta de estos billetes? Por la información que circula en los grupos de Facebook especializados, depende de encontrar un coleccionista interesado y llegar a un acuerdo.
“Me interesé en la numismática hace 20 años y empecé a ver gente coleccionando monedas y billetes con errores o fallas de impresión. Hay muchos errores y variantes. Por eso me pareció importante que haya un libro que los recopile y sea material de consulta”, explicó Debbah sobre su trabajo de recopilación.
“Hoy veo que hay mucho movimiento de coleccionistas. Con las monedas y billetes, hubo recambio generacional. No pasó lo mismo con los coleccionistas de estampillas, donde ya no hubo recambio y quedan muy pocos”, agregó. “Además la pandemia generó muchos coleccionistas nuevos que se empezaron a interesar por un pasatiempo cuando se encontraron con un tiempo que antes quizás no tenían. Hay una vuelta a los pasatiempos en general”.
Los especialistas distinguen entre “error”, aquella moneda que por problemas en su proceso de materialización no debió sortear los controles de calidad; y “variante”, que son las piezas de calidad y apariencia correctas pero que difieren del diseño original por variaciones en su etapa de diseño, apertura y multiplicación de cuños, entre otros motivos.
La semana pasada, se conoció que en distintas plataformas de comercio electrónico se ofertaban monedas de 1 peso argentino acuñadas en Inglaterra en 1995 con un error en su reverso: dicen “Provingias” del Río de La Plata, en lugar de “Provincias”. Aunque se ofrecen a un valor de hasta $50.000 o superior, esas monedas no tienen demasiado valor. Hay más de 56 millones de unidades que fueron acuñadas con la falta ortográfica.
“Las monedas que dicen ‘provingias’ no valen mucho, se encuentran muy fácil. Pero las publicaciones son libres y por eso aparecen estos precios. Una moneda de estas puede valer 100 pesos o menos. Nadie las compra porque se consiguen fácilmente en la calle. Todos los coleccionistas las tienen y no hay un público que las demande”, aseguró Dabbah.
Días atrás, Infobae contó la historia de “8 Escudos”, la moneda antigua argentina más codiciada: una de las pocas que existen por estos días se vendió en más de USD 160.000 en una subasta en Estados Unidos.