Qué es la supply chain y cómo funciona con Argentina en cuarentena
Especialistas explican y analizan este proceso de planificación y ejecución de suministros en Hablemos de Logística.
Argentina es foco emergente de la pandemia COVID-19, también conocido como coronavirus. Día a día, el estado nacional, y los provinciales y municipales adoptan diferentes medidas para detener los contagios y el aumento de casos, mientras que la población vive un estado de incertidumbre y preocupación. Esta preocupación sanitaria marca agenda en los medios y las problemáticas logísticas ocupan también un lugar preponderante. El desafío es limitar al mínimo la circulación, contener la ansiedad y garantizar el abastecimiento y la disponibilidad de productos básicos, previendo incluso la posibilidad de un escenario más complejo en el mediano plazo. No obstante, las restricciones sanitarias aplicadas a la logística sin una meditación de las consecuencias pueden atentar contra el abastecimiento y podrían generar, justamente, el efecto contrario.
En el programa de radio Hablemos de Logística del martes 17 de marzo de 2020, se reunió a Hernán Zavaley, ingeniero industrial y profesional con vasta experiencia en supply chain de consumo masivo y servicios, ex gerente de logística de una cadena internacional de supermercados; Alejandro Rodríguez, gerente general en GS1 Argentina y ex director de Logística por más de 20 años en una cadena internacional de supermercados; Marcelo Morandini, consultor en supply chain y ex director de Logística de Unilever Argentina y otros cinco países de América Latina; y Jorge Tesler, director de la consultora TGI Argentina y del Foro Logístico de Buenos Aires, quienes, analizaron la complejidad del mapa logístico argentino y sus conclusiones se reflejan a continuación:
¿La supply chain argentina está preparada para el COVID-19?
No tenemos experiencia en situaciones como la que estamos viviendo, pero tendríamos que imaginar que vivimos en un entorno similar al de una economía de guerra. Hay muchas cuestiones que en la vida diaria nos han dado resultado, pero hoy tendríamos que ponerlas en duda. En los últimos días, las decisiones cambiaron en Argentina y en el mundo. Pero es cierto que jugamos con una ventaja: miramos desde afuera lo que ocurre en países como China e Italia desde hace semanas, y podemos anticiparnos. Rápidamente, estamos aprendiendo de la experiencia de otros países. La clave: ejecutar tareas de forma planificada, organizada y masiva. No podemos pensar en acciones individuales o grupales, sino que deben ser asumidas por todos por igual.
El impacto en el abastecimiento y en la logística es evidente, y es provocado no solo por las medidas adoptadas para prevenir el contagio del virus en sí mismo, sino también por el comportamiento de las personas. Lo más importante que tenemos para cuidar somos nosotros mismos. En muchas empresas e instituciones se están desarrollando los llamados protocolos que determinan qué procedimientos seguir y dónde debemos recurrir en caso de problemas relacionados con el virus. Sería ideal que todos contáramos con protocolos armonizados, es decir, que todos tuviéramos el mismo accionar y respuesta ante un mismo problema o evento, pero es cierto que es muy difícil de lograr, porque estamos aprendiendo y lo estamos haciendo rápidamente. Es importante que, luego de definidos, estos protocolos sean comunicados claramente y que exista cierta presión para que todos los cumplamos.
Debemos priorizar el cuidado del ser humano, garantizando que los empleados estén seguros, comunicándonos con los empleados en forma continua, implementando medidas sanitarias y diseñando políticas de trabajo en el hogar. De todas maneras, debemos tener en cuenta que esto generará un problema, porque si bien los trabajos administrativos pueden ser realizados a la distancia gracias a la tecnología, las personas en áreas operativas deben continuar yendo a fábricas, a centros de distribución y a locales. Las empresas deben estar muy alineadas y conversar con los sindicatos, para poder consensuar las acciones. Surge como una necesidad la conformación de un Comité de Crisis conformado por expertos en abastecimiento, que colabore con las autoridades en la toma de decisiones. Muchas cuestiones tienen que ver con la coordinación y la integración entre sectores. Hay temas muy específicos y este es uno que deberíamos analizar, pensar, considerando que la pandemia recién se desarrolló en Argentina y no sabemos cuánto durará.
Impacto en las compras
Seguramente, este escenario desembocará en un aumento de costos en los productos de consumo masivo, generados por oportunistas que deben ser duramente castigados, y faltantes de stock, ocasionados por compras desmedidas y porque los ciclos productivos posiblemente no den a basto. En las grandes cadenas y proveedores, siempre contamos con planes de crisis para paliar posibles situaciones, desde problemas de producción por falta de stock en una línea de producción o problemas en los sistemas logísticos. Estamos preparados para responder ante un consumo excesivo originado en el contagio del miedo al desabastecimiento. Si las personas ven productos en las góndolas, se tranquilizan. Afortunadamente, la explosión en el consumo se fue deteniendo, gracias a que las cadenas y los mayoristas reaccionaron correctamente y los locales están abastecidos: hubo un trabajo muy fuerte, destacable más aún porque las dotaciones de personal en algunos centros de distribución mermaron entre 10-15%, ya que emplean a personas mayores 60 años o que tienen alguna patología que los hace más vulnerables que el resto.
El refuerzo en las reposiciones en los locales es fundamental. En la medida en que los espacios para exhibición son un recurso escaso, las cadenas deberían estudiar los criterios para la exhibición y la ubicación de productos más esenciales en las góndolas, desplazando a los menos importantes. Todas las cadenas de retail y de proveedores de consumo masivo están habitualmente trabajando de una manera eficiente, sobre todo con información sobre cuáles son las familias de productos que las personas más demandan, como los alimentos y los productos para la higiene personal y del hogar, picos de estacionalidad y otros factores de demanda. Esta información es muy valiosa para establecer qué productos priorizar. Hay que garantizar que todas las personas puedan disponer de los productos que necesitan: por ejemplo, ¿de qué sirve sobre abastecerse de jabón para las manos, si los demás no pueden hacerlo por carecer del recurso?
Para evitar estos problemas, se debería establecer un límite máximo en la compra por persona de unidades de artículos de primera necesidad, como leche, azúcar, harina, fideos o yerba. Algunas empresas incluso ya lo están haciendo. En Dinamarca, por ejemplo, si bien no limitan la compra de alcohol el gel, establecieron un precio muy superior al regular para la compra de la segunda unidad. Asimismo, resulta fundamental evitar las acciones de promoción que incitan a la compra en exceso, muy comunes desde hace años en los retailers de Argentina. Esta es una solución básica y que puede ser implementada rápidamente. En esta línea, también, es importante que las cadenas y las industrias se reúnan para evaluar los mejores criterios de abastecimiento combinados en estos momentos, utilizando las técnicas colaborativas y compartiendo recursos de almacenamiento y transporte. De nada sirve que una cadena tenga el producto y otra no. No deben existir diferencias geográficas en la distribución, para así garantizar la disponibilidad de productos a los consumidores de todo país. Hay excelentes equipos logísticos en Argentina y todos son conscientes de que es necesario abastecer los puntos de venta para no generar temor a la falta de productos.
¿La cadena de abastecimiento está preparada para un corte de producción?
Posiblemente sí, pero con faltantes de ciertos productos o incluso faltantes en ciertas regiones que son complejas para la reposición. La primera línea debe tomar decisiones rápida y permanentemente. Las cadenas de consumo masivo están diseñadas y basadas en la eficiencia en costos: cuanto más tensa sea la cadena, con menos inventarios intermedios, más productiva será la industria. Esto lleva a que los niveles de stock en las tiendas, generalmente, tienen perfiles de inventario de entre 10 y 15 días, en promedio entre alta y baja rotación, con lo cual, si apuntamos principalmente a la alta rotación, los perfiles serán más bajos. Por otro lado, los centros de distribución tienen un promedio de 10 días de stock de alta rotación, es decir que en el mercado existe un inventario total de unos 20 a 25 días. Si el Gobierno mantuviera un blackout de 15 días, si sumamos los stocks de locales, hiper y supermercados y retailers, podríamos resistir, pero superado este límite es imperioso que la producción y la logística se reactiven, por eso es importante no cortar los procesos de manufactura y logística de bienes esenciales, ya que ante una situación de crisis prolongada el abastecimiento debe continuar.
Este es el momento de revisar los planes de las empresas del sector respecto de los planes de recuperación de desastre, conocidos como “Disaster Recovery Plan“. La mayor parte de las grandes cadenas cuenta con ellos y, si bien no todas los tienen actualizados, es fundamental que hayan sido diseñados y testeados con conciencia.
Debemos estar preparados para trabajar con menos colaboradores y con recursos escasos. En consumo masivo, hay mucha información sobre el consumo de las personas en estas circunstancias, por lo que las cadenas cuentan con la información necesaria para responder rápidamente.
Afrontamos un escenario con menor cantidad de recursos, ya que muchas personas no pueden concurrir a sus lugares de trabajo, por lo que resulta conveniente pensar en un esquema de colaboraciones para mover las cargas.
Inteligentemente, las cámaras y las asociaciones de empresarios logísticos y de transporte deberían analizar qué tipo de ayuda no tradicional podrían solicitar para efectuar ciertos movimientos de carga.
Quienes trabajaron en logística de desastres saben que se hace imperioso utilizar lugares no tradicionales para hacer el acopio de mercaderías o de elementos a distribuir, a efectos de acelerar su entrega. Ojalá no lleguemos a ese extremo, pero no descartemos que tal vez tendremos que cambiar el modelo actual de entregas para hacerlo en nuevos puntos alternativos establecidos ad-hoc, por ejemplo en estacionamientos, tiendas de campaña o soluciones similares.
Oportunidades en el abastecimiento
No cabe duda que las medidas establecidas por el Gobierno para limitar la circulación de las personas ayudan a que los camiones lleguen más rápidamente a los locales, porque el tráfico de vehículos particulares ya bajó considerablemente.
Debe establecerse rápidamente quién es el actor más eficiente para llegar a determinados puntos, fundamentalmente en el interior, trasladando responsabilidades a las cadenas más eficientes para cada situación o lugar. Por ejemplo, quizás sea conveniente atender algunas plazas directamente desde los proveedores, en caso de que las plantas se encuentren más cerca. Es un trabajo coordinado de toda la industria, en el cual pueden cobrar importancia las producciones regionales que, en el esquema habitual, llevan sus productos a centros de distribución que luego reenvían esos productos a los mismos lugares donde se originaron. El abastecimiento con productos locales que omitan los pasos comerciales habituales puede favorecer su obtención por parte del consumidor.
Es importante zonificar las operaciones, porque quienes viven en AMBA, en capitales provinciales y en otras zonas del país no tienen las mismas condiciones. Hay áreas con mucha población (especialmente en el 2do y 3er cordón del suburbano bonaerense), en donde la población está en una situación de riesgo sanitario alto y donde los stocks posiblemente se agotarán antes que en zonas urbanas.
Debe tranquilizarse a la población en cuanto a que el abastecimiento está asegurado y evitar situaciones como la ocurrida hace pocos días en la ciudad de San Francisco, en Córdoba, donde un grupo de personas que hacía fila para ingresar en un local del único gran supermercado de la localidad rompió las puertas de la entrada, impacientes ante el cierre momentáneo para abastecer el punto de venta.
Podrían buscarse lugares desde donde transitoriamente el operador o la cadena responsable realicen cross docking diario con redes específicas de mercadería predefinidas para tener cercanía. En CABA hay muchas superficies de pequeñas dimensiones, cuya cercanía ayuda al consumidor. Pero en otras localidades, los consumidores no tienen puntos de venta mayoristas cercanos para abastecerse.
De la misma manera que China construyó un hospital rápidamente, deberíamos crear centros logísticos, a cargo de un operador y bajo responsabilidad de una cadena, que luego puede ser desarmado fácilmente. No tenemos que pensar que la red física actual será la única a utilizar en el momento de crisis.
En una visión de mediano plazo, deberíamos establecer una red de carga área específica para abastecer localidades muy distantes de bienes críticos como medicamentos o alimentos especiales. Si bien los vuelos de cabotaje fueron anulados para el tránsito de pasajeros, perfectamente se podrían habilitar algunos aviones y llevar carga con vuelos ida y vuelta a ciudades con mayor cantidad de habitantes, para evitar las problemáticas de la larga distancia.
En cuanto a las entregas urbanas, debería aumentar la frecuencia de entrega en los centros urbanos de fuerte consumo mediante ruteos estudiados para minimizar los desplazamientos de los camiones. Debería asegurarse además que los vehículos de carga y sus conductores y personal auxiliar cumplan con todos los protocolos de limpieza exigidos por el Ministerio de Salud.
Buenas prácticas en los retailers
En línea con la decisión de aplanar la curva de infectados, podríamos aplanar la curva de clientes con algunos criterios, que tienen que ser muy trabajados en detalle. Estas decisiones deberán ser evaluadas en función del tiempo que finalmente duren las medidas impuestas por el Gobierno para alentar el distanciamiento social. A medida que tengamos mayor claridad, y mientras se pueda seguir trabajando, no debería haber grandes problemas en las cadenas y proveedores.
Las cadenas de retail alcanzan el 30% de la participación de mercado, mientras que el resto está conformado por mayoristas, autoservicios y almacenes. Limitar los puntos de venta cerrando los supermercados para reducir el tránsito de gente -que a simple vista sería algo positivo- implica la generación de un conglomerado de personas en otras bocas. Debemos trabajar muy meticulosamente para no quitar medios a la población para que se pueda abastecer.
Por otro lado, tenemos una herramienta muy importante: la venta online. Es una gran oportunidad y, para aprovecharla, debemos revisar la capacidad de respuesta. Las ventas online de supermercados y de grandes cadenas se incrementarán rápidamente, por lo que deberían planificar estos aumentos, de la misma manera en que lo hacen frente a eventos como Black Friday, Hot Sale o Cyber Monday, para adaptarse a las nuevas demandas. En los últimos días, las cadenas fueron respondiendo adecuadamente, pero normalmente este negocio no supera el 10% de la comercialización de las cadenas y en los picos de demanda pueden encontrar dificultades.
Posiblemente, tendrán que poner foco en las entregas importantes, reforzar servicios e incluso cancelar la venta o entregas de ciertos productos. Los locales podrían comercializar exclusivamente alimentos y productos de primera necesidad, desplazando los bienes que no son de consumo inmediato para dar más espacio a los indispensables, y ofrecer servicios especiales para personas mayores, con movilidad reducida, discapacidad o en cuarentena.
Para ello, debemos focalizarnos en una suerte de redes específicas para productos de limpieza y de alimentación, en coordinación con especialistas en nutrición, para establecer la canasta básica recomendable para una familia tipo y generar una suerte de cadena o red específica de abastecimiento si la situación se complejiza.
También deberían considerarse diferentes horarios para atención al público, no permitiendo el ingreso al local de más de una determinada cantidad de clientes, manteniendo los cajeros intercalados, respetando por lo menos dos metros de separación en las filas. En algunas zonas incluso podríamos establecer turnos específicos para ciertos grupos familiares. Una cadena de supermercados, por ejemplo, ya ofrece a los mayores de 60 años una banda horaria de 7 a 8 de la mañana exclusiva para ellos.
Podríamos definir tiempos e intervalos de abastecimiento en los locales, para que no se de en paralelo con el ingreso de los clientes. Y además, podríamos analizar redes específicas por grupos de productos o elaborar packs por grupos familiares o personas, para que el paso por un punto de venta sea lo más rápido posible.
Asimismo, mientras que en muchos países desarrollados las cajas para pagos no demoran más que unos segundos en leer automáticamente los datos de las tarjetas y cobrar, en Argentina, debemos anotar varios datos y firmar el ticket que es emitido por impresoras obsoletas. Si bien esto no ocurre en todos los canales, se da mayoritariamente en medianas y pequeñas superficies y demora la salida de los consumidores de los puntos de compra, que se hace muy lenta, por lo que debemos pensar en herramientas para agilizar la salida de las personas de los locales.
Buenas prácticas al interior de empresas de transporte
La logística es clave para que la población permanezca abastecida, por lo que también la capacitación y los protocolos en empresas de transporte y en operadores logísticos serán críticos.
Se podrían organizar grupos de trabajo sectorizados, de manera que, si se detectara algún trabajador con síntomas, se podría enviar a los trabajadores de aquel grupo a sus domicilios con las indicaciones para realizarse los controles correspondientes, y así no tener que cerrar un área o una fábrica completa.
Asimismo, cada área de ser desinfectada diariamente o por turnos, y los horarios de ingreso o de salida deberían ser alterados, al igual que los horarios de breaks y de almuerzos, para así evitar el contacto masivo entre personas.
Debemos asumir que habrá mayores costos, por los cambios logísticos que se irán presentando, mayores frecuencias de abastecimiento con pedidos más chicos, reparaciones más rápidas, para mantener las góndolas lo más llenas posibles, ausentismo y presencia de personal eventual.
Cambios en controles y regulaciones
Diversos controles y regulaciones que existen desde distintas reparticiones del estado deberían revisarse y modificarse para agilizar los flujos al máximo posible. Algunos ejemplos son el COT (Código de Operaciones de Traslado), vigente en las provincias de Santa Fe y Buenos aires, obliga a una demora a la espera de que la entidad de aplicación autorice el viaje a realizar, que debería eliminarse, o los controles de documentación de los vehículos, de la carga transportada, y de los choferes, a todos los niveles (nación, provincia y municipios), así como obligaciones de pago de ciertas tasas en algunos municipios que debería simplificarse.
Para que no existan abusos, podría diseñarse un sistema de registro de proveedores y/o de operadores de cadenas de abastecimiento “homologados” para los cuales las restricciones vigentes se eliminen o simplifiquen, así como se les favorezca en los cargos de peaje.
Efecto colateral: home-office y los límites del ancho de banda
La medida de enviar a trabajar en su casa a todo el que puede hacerlo es positiva para combatir el virus, pero el ancho de banda y los servidores de internet y comunicación tienen límites, y la población debe tomar conciencia de esto.
Para que todas las empresas puedan implementar esta modalidad de trabajo, es importante que la comunidad no sature las redes de Internet enviando videos, fake news u otros contenidos “pesados”. En este sentido y a nivel mundial, por ejemplo, al ser decretado el estado de alarma en Suiza, el Consejo Federal comenzó a estudiar la posibilidad de “cortar temporalmente” el acceso a los servicios digitales “menos esenciales”, lo que incluiría plataformas de streaming como Netflix y YouTube. Sin embargo, también debe pensarse que estas plataformas colaboran con el entretenimiento y la salud sicológica de las personas confinadas.
En GS1 Argentina, por ejemplo, realizó un trabajo muy fuerte no solo en materia de hardware y software, sino también en la planificación del trabajo de las personas. La prioridad fue tratar que la mayor parte de los empleados trabajaran bajo modalidad home office, sin que esto impacte en la atención al socio. Desde la entidad, apuntan a que el 70% de los empleados pueda trabajar desde sus casas. Normalmente, operan con un día de home office a la semana, pero para habilitar casi al triple de personas, tuvieron que ejecutarse muchas tareas de ajuste.
Tenemos que comenzar a realizar una gran cantidad de actividades que probablemente sabemos pero que no las implementamos. Estamos aprendiendo, y esperamos que todos seamos solidarios y cumplamos las reglas, para combatir este virus lo antes posible.
El Foro Logístico Buenos Aires
Los entrevistados forman parte del Foro Logístico Buenos Aires, un grupo de expertos que comparten conocimientos y experiencias sobre logística y supply chain, con muchos años en la profesión y que están dispuestos a invertir su tiempo en el análisis y la propuesta de soluciones.
Otros actores preocupados en el tema
La Federación Argentina de Entidades del Transporte y Logística (FAETYL) anunció la creación de un Comité de Crisis para atender los requerimientos internos de la problemática diaria del sector. La Federación de Transportadores Argentinos (FETRA) publicó el protocolo de prevención para centros de camioneros y oficinas de transportistas de granos, y para conductores profesionales. La Cámara Empresaria de Operadores Logísticos informó que las empresas que integran la institución ofrecen servicios de manera habitual para abastecer a la sociedad. Congresos, jornadas y eventos previstos para los meses de marzo y abril anunciaron su reprogramación.