Las enormes diferencias entre River y Excursionistas quedaron expuestas recién a los 49’ y por una eventualidad. Porque el equipo que compite en la B Metro (ascendió a fines de 2023) sufrió la pérdida de Pedraza por lesión -producto de un esfuerzo al que no está acostumbrado- y la lucidez de Colidio, sumada a la astucia de Mastuantuono y la voracidad del killer Borja aprovecharon ese hueco en la línea de cinco defensores del Villero para encaminar un partido incómodo, que de inmediato estuvo a punto de volver a complicar con un cúmulo de errores que terminó en el penal que fue atajado por Armani y festejado como un gol por el arquero y por los hinchas.
Es cierto que no se trató del mismo River que goleó a Vélez porque el entrenador realizó cinco cambios con respecto al 11 del domingo, aunque de todas formas la distancia de jerarquía con Excursionistas es tan grande que resulta difícil entender que la primera situación de gol del equipo de Núñez haya sido a los 22’ PT y con un centro de Sant’Anna que Borja cabeceó muy alto.
A River le costó salir del fondo con claridad (salvo en los precisos pelotazos cruzados de Funes Mori en los minutos inciales), careció de un circuito de juego preciso y lúcido en la mitad de la cancha y la única forma de llegar al área rival que encontró en el primer tiempo fueron las proyecciones del debutante lateral derecho que llevaba apenas horas con el plantel, además del tiro libre que estrelló el pibe Mastantuono en el ángulo del arco de Cajal y la corrida de Borja de contraataque en los instantes finales del PT.
El equipo de Demichelis tampoco tuvo conexión entre los volantes creativos y los delanteros porque Nacho estuvo disperso y nublado, Palavecino peleó más de lo que desniveló a pesar de su dinámica, Colidio se movió demasiado aislado de la zona de gestación y la frescura de Mastantuono apareció de a ráfagas. Así, el oficio de Aliendro como volante central (que además de aportar criterio y limpieza en cada pase tuvo un par de salvadas en la posición de zaguero como relevo) no fue suficiente para abrir al aguerrido y ordenado Excursio, que esperó con una línea de cinco en el fondo, tres volantes dinámicos y dos puntas veloces que en más de una ocasión desnudaron las habituales falencias defensivas de River.
Además de tener una zurda exquisita, Mastantuono tiene un nivel de madurez y educación inusual para un pibe de 16 años.
— Fabian De Cesare (@FabianDeCesare) February 8, 2024
Al escucharlo se nota lo que trae de casa y que el complemento de la educación se la da un club como River.
Orgullo y emoción!
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Otro déficits ofensivo de River fue que la presencia de David Martínez en el lateral izquierdo lo forzó a volcar los ataque por la otra banda, por lo que se volvió previsible. De hecho, la jugada del segundo gol llegó luego de un centro de Enzo Díaz desde esa banda dos minutos después de su ingreso. Como también resultó crucial en esa acción la chispa y la agresividad de Barco, que con las piernas fundidas de los jugadores rivales los superó como si fueran los conitos del Camp de Ezeiza.
En este contexto, la agresividad de Barco, la zurda de Mastantuono y el desnivel de Colidio desnudaron al humilde equipo de Kopriva y le permitió a River que los chicos tuvieran otra enorme alegría para seguir creciendo y generando ilusión en los hinchas y tranquilidad en Demichelis por estar en los 16avos de la Copa Argentina (el rival será Temperley).
River tenía la necesidad de superar este desafío de eliminación directa al margen de la diferencia de categoría con Excursio, ya que los mano a mano fueron la gran deuda del ciclo Demichelis el año pasado.
Después de arrancar el 2024 con múltilples bajas (por lesiones, convocatorias a selecciones) y un rendimiento repleto de incertidumbre, River ya acumula tres victorias consecutivas con diez goles a favor y ninguno en contra. A pesar de que el nivel todavía no es óptimo, el funcionamiento colectivo y la evolución de las individualides siguen en alza y están cada vez más cerca del cielo que pretende Demichelis. Al menos, en la Excursión de anoche en Santa Fe, acarició de a ratos esa plenitud.