Una vez más la violencia se hizo presente en la Copa Libertadores. Y una vez más la barra brava de River quedó inmersa en un escándalo. Porque en Perú se volvieron a ver imágenes que retrotraen a viejas épocas de la Copa, cuando una hinchada de visitante la pasaba realmente mal con la policía local. Y esta vez le tocó a Los Borrachos del Tablón, cuya cúpula había viajado a Perú para ver el partido contra el Sporting Cristal. Cuando recién iniciaba el primer tiempo hubo un entredicho entre algunos integrantes de la filial Lima del Millonario con la Policía. Todo comenzó cuando el personal policial quizo retirar una bandera.
Los miembros de ese grupo estaban en un estado etílico importante, empezaron a generar algunos incidentes y cuando la Policía intentó calmarlos, un oficial resbaló y dos hinchas lo patearon en el piso. Y ahí se armó la hecatombe. Los capos de la barra que estaban parados sobre la pared que da a la parte baja de la tribuna se acercaron a hablar con los policías y la charla no llegó a buen puerto: los uniformados arrancaron a pegarles con los bastones y hubo varios heridos, entre ellos Ariel Calvici, alias el Pato, uno de los líderes, quien quedó con un corte en el cuero cabelludo y uno en el cuello del que emanaba abundante sangre, imagen que se viralizó inmediatamente. También sufrió un corte el Golo Mariano Patachón, el Clon Hernán Taboada y Mauro Ferraras, uno de los hermanos que manejan la facción de Beccar de la barra. Todo duró unos minutos, los suficientes para que las imágenes dieran la vuelta al mundo y pusieran otra vez en foco a los barras de River, aunque quienes empezaron el incidente eran los integrantes de la filial peruana. Como las heridas fueron leves, se atendieron en el lugar y no tuvieron que ser derivados a ningún nosocomio. Es más, pudieron seguir viendo el partido y sufriendo con el equipo de Martín Demichelis, que tuvo todo para ganar, que no lo definió y terminó sufriendo.
Los barras habían viajado desde Buenos Aires el martes pasado. Fue una decena la que tomó el vuelo desde Ezeiza hasta Lima. El arribo el miércoles tuvo la recepción de la filial Millonaria de la capital peruana. Al otro día se los vio a los barras paseando por el centro de la ciudad y por la tarde se reunieron todos otra vez en la filial. Allí hubo varias bebidas que circularon entre hinchas y barras y ya a la llegada de la cancha algunos estaban con algunas copas de más. En el ingreso al estadio estaba claro que serían absoluta minoría y se ubicaron en el codo que la organización les dio para seguir el encuentro. La entrada fue normal y nada hacía prever lo que después sucedió. Hubo un intercambio con hinchas locales y la Policía se acercó para poner orden.
Hasta ahí la barra miraba de reojo desde su posición en el paredón que separaba el sector que le dieron con el campo de juego. Pero en un instante todo se desmadró: dos miembros de la filial que se estaban insultando con los uniformados aprovecharon que uno se resbaló para pegarle una patada y eso desató la furia de los policías. Fue en ese momento que los barras que habían viajado desde Buenos Aires intervinieron para tratar de negociar una tregua con la Policía, lo que enardeció aún más a los oficiales de seguridad que directamente sacaron los bastones y comenzaron a reprimir lo que generó que la respuesta de los barras que, en inferioridad, se replegaron después de haber sufrido los golpes que generaron los cortes y el brote de sangre que se ve en las imágenes.
Ahí la propia Policía decidió calmar las aguas y deó un cordón de costado y los barras heridos fueron atendidos y curados en el lugar y los dejaron seguir estando en la cancha porque tratar de sacarlos de la zona hubiera generado probablemente un incidente aún mayor. Lo que no significa que no haya sanción: fueron identificados y se verá si la Conmebol toma cartas en el asunto. Hay que tener en cuenta que la barra de River tiene derecho de admisión para ingresar en el Monumental, no así en el resto de los estadios de Sudamérica. De hecho ya había estado en esta Copa en Río de Janeiro en la goleada en contra con Fluminense y también en el torneo local, cuando más de 300 integrantes viajaron a Córdoba a ver el partido por la Liga Argentina contra Talleres, cuando no se utilizaron los teléfonos de Tribuna Segura y todos pudieron entrar al Mario Alberto Kempes.