“La mayor negociación en la historia del fútbol brasileño”. Así anunció Leila Pereira, presidente del Palmeiras, que Real Madrid había acordado pagar cerca de USD 40 millones por el pase de Endrick la joven promesa de 16 años que actualmente viste la camiseta verde. Pero, menos de cinco meses después, la realidad ha golpeado al futbolista.
En una entrevista con la revista GQ Brasil, el delantero habló sobre la presión que siente y sobre cómo su rendimiento no parece estar a la par de la expectativa que se había generado. Es que en lo que va del año el juvenil marcó apenas un gol y si bien podría tratarse de algo perfectamente normal, ya que aún es muy pequeño para competir en alto nivel y está atravesando un período de adaptación, las redes sociales y la prensa le exigen como si fuese una estrella consagrada.
“Nadie deberían sentir lástima por mí o darme palmaditas en la cabeza. A veces me pregunto: ¿Por qué me pusieron el foco tantos medios? Yo no pedí esto. Hay situaciones que cruzan la línea. ‘Ah, es el nuevo Pelé’. Hombre, nadie va a ser Pelé, es el Rey del Fútbol. Pero ahora no hay nada que hacer, no puedo pedirle a la gente que no hable de mi vida. Siempre habrá gente para atacarme”, señalo Endrick.
En diciembre, Real Madrid se adelantó a clubes como PSG, Chelsea y Barcelona, que también habían puesto la mira sobre el joven delantero del Palmeiras y acordó el pago de casi USD 40 millones por su ficha, más otros USD 24 millones que podrían sumarse si el jugador completa diversos objetivos (anotar determinada cantidad de goles, ganar premios y conseguir títulos). En la firma se aclaró que hasta que no tenga 18 años, Endrick seguirá defendiendo los colores del cuadro brasileño, pero luego se marchará rumbo a España para unirse a su nuevo equipo.
“No me molesta no marcar goles, porque sé que las cosas mejorarán de forma natural. Sólo necesito mantener mi mente fuerte. Las críticas no disminuirán y tendré que soportarlas cada vez más”, comentó en la entrevista publicada este martes e insistió: “El fútbol es lo que quiero para mi vida. Necesito seguir trabajando, que es lo que me pide Abel Ferreira (entrenador del Palmeiras). Soy igual de adulto que el resto de mis compañeros de equipo”.
Endrick, que según algunos periodistas brasileños está destinado a ser el nuevo Pelé, ha tenido dificultades para adaptarse a la máxima división de su país y contó que siente la presión incluso cuando toma su celular para distraerse: “Antes estaba pendiente de lo que decía la gente de mí, pero hoy no. Me gustan los videos en TikTok, pero cuando hay algo sobre mí, paso rápido”.
A finales de febrero de este año fue titular en un duelo ante Bragantino por el Campeonato Paulista, pero a los 15 minutos del segundo tiempo fue reemplazado. Al llegar al banco de suplentes, el futbolista tomó una las pecheras y se la colocó sobre la cabeza para taparse el rostro. Los portales locales aseguraron que el delantero estaba ocultándose las lágrimas con ese gesto, pero ahora aclaró qué fue lo que ocurrió ese día: “Cuando me sustituyeron me puse el chaleco en la cabeza, pero no lloraba, no estaba triste. Estaba orando a Dios. Ya lo interpretaron mal, dijeron que estaba llorando porque no estaba anotando goles. Siempre dije que me gustaría tener a todos los brasileños cerca de mí, pero entiendo cada vez más que eso no es posible”.
Aquel episodio había llevado al técnico del equipo, Abel Ferreira, a cruzarse con los cronistas en la conferencia de prensa cuando les pidió que tengan paciencia y dejen de cargar al chico con responsabilidades: “Tiene que tener calma. A nadie le gustan las críticas. Hay una tremenda presión sobre él para que marque cinco o seis goles y él mismo trata de lidiar con ello. El gol aparecerá en el momento adecuado. Solo hay que estar tranquilo y mantener la sonrisa”. El portugués sostuvo además: “No soy su padre, pero debería haberle dado un abrazo”.
La globalización del fútbol ha generado que en los últimos tiempo los clubes más poderosos de Europa apuestes por talentos que ni siquiera han debutado en sus clubes. El caso más emblemático, obviamente, es el de Lionel Messi, quien se sumó a La Masia del Barcelona después de haber hecho algunas categorías infantiles en Newell’s. Pero luego FIFA intervino para frenar este tipo de transferencias y ahora lo habitual es que los equipos paguen fortunas para asegurarse tener al jugador cuando éste cumpla 18 años, como sucedió con Vinícius Júnior y Rodrygo Goes, surgidos de Flamengo y Santos, respectivamente, ahora en Real Madrid.