Punto. Puntazo. Ricardo Zielinski, entrenador de Estudiantes, destacó que el gran objetivo de su equipo "es la Copa Libertadores, aunque haya que pagar un costo por eso", luego del valioso empate sin goles logrado este jueves en Brasil ante Athlético Paranaense, por la ida de los cuartos de final del máximo certamen sudcontinental.
"Esto lo habíamos planeado desde hace rato, porque desde hace 16 años que Estudiantes no estaba en cuartos de final de Libertadores (en realidad son 12, cuando en 2010 fue eliminado en esa instancia por el futuro campeón, Inter de Porto Alegre) y el objetivo es el de devolver al club al primer plano internacional aun pagando el costo en la competencia local", argumentó Zielinski ante la prensa en el estadio Arena da Baixada.
"Porque tenemos claro que la Libertadores vale la pena y es a donde debemos apuntar nuestros esfuerzos", remarcó el Ruso, respondiendo a algunos cuestionamientos surgidos en los últimos tiempos por la pobre performance de su equipo en la Liga Profesional, donde se ubica 22° entre 28 participantes al cabo de 11 fechas.
Después del empate en el que el Pincha pasó dos momentos de zozobra en que el VAR terminó interviniendo a su favor, primero con una presunta mano penal del defensor Leonardo Godoy y luego con un gol anulado a Thiago Heleno por posición adelantada previa, Zielinski hizo un análisis de lo realizado por sus dirigidos.
"Esta vez en Brasil jugamos como siempre lo hacemos de visitante, desarrollando partidos inteligentes e intensos, por lo que merecimos llevarnos a La Plata el empate que conseguimos", describió. "Estos son juegos de 180 minutos y ahora nos tocará ser locales a nosotros. Pero lo concreto es que en un escenario difícil fuimos ordenados y estuvimos a la altura de lo que es la historia de Estudiantes", subrayó el entrenador nacido en Lanús hace 62 años en tono reivindicatorio.
El partido: Estudiantes se trajo un valioso empate de Brasil
Si el que juega mejor al truco es el más hábil para llegar a los quince o treinta palitos, la misma lógica se aplica al fútbol. Cuando el paño es híbrido e incómodo, y el rival tiene a un superstar como Fernandinho en cancha y a un entrenador de corte copero como Felipao en el banco, la prioridad es privilegiar la inteligencia antes que la estética. Y Estudiantes lo hizo.
Zielinski arriesgó eligiendo el camino más largo hacia el éxito: el de la custodia del arco. Cubrió todo el ancho de la cancha aprovechando los laterales -Godoy/Mas- y tres backs de corte proletario, pero además cerró caminos con el pack Zuqui-Corcho evitando el ataque centralizado. De ese modo, los intentos de Paranaense cayeron en el embudo, se dividieron entre tiros de media distancia made in Fernandinho, búsquedas a espaldas de algún central desprevenido o tiros libres, algunos picantes como el que Andújar le desvió abajo a Khellven.
Sin Leandro Díaz, su #9 obrero, y con Boselli recién retornando luego de aquella lesión sufrida en el pie ante Fortaleza, el Ruso comprendió que había que cerrarse. Pero históricamente hubo equipos que le dieron doble repulgue al fondo y perdieron por goleada por desorden extremo.
Allí estuvo el gran valor del trabajo de Estudiantes: que no sólo mantuvo el orden en todas las líneas -a excepción del último tramo del partido, quizás exhausto y con Paranaense tirando centros que ganó con cierta facilidad- sino que tuvo en Pablo Piatti a un MVP que falló apenas ¡dos pases! en 69 minutos, pero que a la vez contagió porque retrocedió para contribuir con el andamiaje defensivo.
¿Y si Valenzuela interpretaba que la mano de Godoy era penal y no modificaba vía VAR su decisión inicial?
¿Y si Khellven recibía habilitado para tirar el centro del gol de Thiago Heleno?
Es tan cierto que esas dos intervenciones del VAR -sobre todo la primera, pues depende de la apreciación del árbitro; la segunda fue un inobjetable offside- pudieron haber inclinado el partido a favor de Paranaense como que si Pellegrino metía el bombazo que ensayó desde afuera del área en el cuarto minuto de adición, Estudiantes habría dado un paso decisivo hacia las semifinales y la planificación hubiera sido elevada al nivel de la épica.
El equipo argentino pudo ganar, sí. Y no únicamente por el tiro desviado de Longaniza Junior: Castro supo quedar mano a mano ante Bento luego de una inteligente habilitación paralela a la línea de cal. Y también Piatti quedó posicionado frente al gol luego de una salida out of context de Cannobio, quien falló y favoreció un ataque que acabó yéndose muy alto...
Estudiantes ganó el punto que necesitaba. Se sostuvo en vida en una serie en la que enfrenta al rival brasileño menos poderoso de los de esta Copa, pero que no deja de ser brasileño... Por eso, el cero a cero no lo dejó Paraná disconforme...