Este domingo la Ligue 1 vivió un episodio vergonzoso manchado por la violencia en el partido entre el Niza y el Olympique Marsella cuando el futbolista Dimitri Payet reaccionó contra los ultras locales y les arrojó una botella que ellos habían lanzado al campo de juego como proyectil. Los agentes de seguridad se vieron desbordados y el campo de juego estuvo a punto de convertirse en un terreno de batalla. El duelo fue suspendido.
El encuentro estaba 1 a 0 en favor del conjunto local y el clima en el estadio que contó con público en sus gradas era de hostilidad para el cuadro visitante. La afición local quiso hacer sentir su presencia y la pasión rompió cualquier límite cuando a falta de 15 minutos varios espectadores arrojaron proyectiles contra el campo de juego, justo cuando Payet estaba por lanzar un tiro de esquina. Uno de ellos le dio en la espalda.
Harto de la situación, el jugador del Olympique Marsella tomó una de las botellas del suelo y la lanzó con violencia contra las gradas, mientras insultaba a la afición del cuadro local. Su respuesta generó que no menos de 50 ultras del Niza saltaran a la cancha con la intención de golpearlo.
Los agentes de seguridad no dieron a basto para contener a la multitud que descendencia de las gradas y pasaba sobre los carteles de seguridad con la misión de agredir a Payet que para ese momento estaba siendo custodiado por sus propios compañeros mientras los jugadores del Niza intentaban calmar a la gente.
La situación se apaciguó y de apoco los ultras regresaron a sus lugares. Pero cuando parecía que todo se normalizaba, del otro lado de la cancha Jorge Sampaoli arrancó otro episodio de violencia. Si bien no está claro aún qué fue lo que hizo enfurecer al entrenador argentino, las cámaras de la televisión captaron el momento en el que sus propios jugadores lo estaban separando de un tumulto que él había provocado.
El técnico intentó pelear contra un miembro del staff del Niza y terminó vociferando insultos. Allí se desataron golpes entre hombres de seguridad y suplentes del Marsella, pero en ese momento Sampaoli aprovechó para marcharse rumbo al vestuario y escapar de una posible agresión. Unos micrófonos captaron el momento en el que gritaba “hay que tomar decisiones”, enfurecido por el maltrato que su equipo recibió por pare de la parcialidad local.
Obviamente, el partido se interrumpió de manera momentánea, con el marcador 1 a 0 para el local y ambos equipos se marcharon rumbo a los vestuarios, aguardando nuevas instrucciones.
Con los jugadores en los camerinos, uno de los delegados del Niza se acercó a la granada en donde estaban los ultras y pidió un micrófono que le fue concedido para dirigirse a la afición. Así, tomó la palabra y les explicó que debían mantener la compostura y dejar de lanzar objetos contundentes al terreno de juego si pretendían que el encuentro continuara.