"La única escudería que puede frenar este proceso de disolución nacional es el Frente de Todxs, encabezado por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner". Así se lee en la solicitada de artistas, intelectuales y periodistas que se publicó este domingo en la recta final de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). La carta —que tiene entre sus principales firmantes al Indio Solari, a Eugenio Raúl Zaffaroni y Horacio Verbitsky— sostiene que el gobierno de Mauricio Macri, desde el primer minuto, "archivó sus promesas, que alentaban la movilidad social ascendente que es propia del sueño argentino" y apunta, en tono irónico, sobre la "contaminación de los órganos del Estado".
"El Poder Judicial se transformó en un ente dedicado a la Interpretación Creativa de la Ley y el Armado de Causas. La cartera de Economía se convirtió en Ministerio de Endeudamiento, Blanqueo y Fuga. Trabajo devino Despidos y Desocupación. Desarrollo pasó a ser Ministerio de Limosna", destaca el texto publicado en el portal Cohete a la Luna. El texto indica que hay una situación económica de "caída libre que amenaza superar los ‘logros’ de Menem y De La Rúa en tiempo récord: gente que ya no cubre necesidades básicas porque perdió el trabajo". Y añade: "No hay una sola de las dimensiones del Estado que no sea radiactiva: ya ni podemos confiar en la transparencia del voto popular". La solicitada, ya sobre el final, destaca que los firmantes "dejan a un lado diferencias partidarias y hasta ideológicas" y se unen en la firma "más allá de inevitables desacuerdos de forma y fondo (...) para estar a la altura de la emergencia que corroe nuestra democracia". Entre los principales firmantes están Liliana Herrero, Adrian Paenza, Julieta Díaz, Dady Brieva, Nancy Dupláa, Roberto Navarro, Rita Cortese, Eugenio Raúl Zaffaroni, María Seoane, Miguel Ángel Estrella, Adriana Puiggros, Víctor Hugo Morales, Marcelo Figueras, Adriana Varela, Elsa Drucaroff y Pablo Echarri.
Días atrás, personalidades de la cultura y la ciencia habían salido a apoyar a Mauricio Macri. Entre ellos estaban Juan José Campanella, Graciela Fernández Meijide, Santiago Kovadloff, Luis Brandoni, Oscar Martínez, Marcelo Birmajer, Luis Alberto Romero, Federico Andahazi, María Eugenia Estenssoro, Marcos Novaro, Andrés Malamud, Marcos Aguinis y Juan José Sebreli. Aquella carta generó una polémica entre Alberto Fernández y una de las firmantes, Sandra Pitta, una investigadora del Conicet. Fue luego de que Fernández, tras recibir una solicitada firmada por más de 8.000 científicos y académicos de todo el país expresando apoyo a su postulación para las elecciones del 11 de agosto, Fernández le habló directamente a ella y le dijo que no tenga miedo. Pitta habló de escrache y le contestó: “Para asustarme hace falta más”.
La solicitada completa
Todxs los argentinxs —en esto no hay mérito: nadie elige dónde nacer, ni su circunstancia familiar— crecimos en un lugar rico en aguas y tierras fértiles, que nuestros antepasados trabajaron hasta volver confortables. Riqueza natural y potencial humano nos convirtieron en algo inusual: un lugar donde —en principio— desde el primero hasta el último ciudadano dispondrían de espacio y medios para desarrollarse y comida que llevar a la boca. Porque Argentina tiene, y produce, para todxs lxs argentinxs. En un territorio y con un pueblo así de generosos, a nadie debería faltarle lo esencial. Sin embargo, Argentina es hoy uno de los países más injustos del mundo. El actual gobierno llegó a la Casa Rosada porque se lo votó mayoritariamente. Pero desde el primer minuto archivó sus promesas, que alentaban la movilidad social ascendente que es propia del sueño argentino. Esa deshonestidad original —la revelación en los hechos de que nunca pensaron hacer aquello que prometían— se derramó sobre cada una de sus acciones, contaminando los organismos del Estado que desconocieron su marco legal y los objetivos para los que fueron creados. El Poder Judicial se transformó en un ente dedicado a la Interpretación Creativa de la Ley y el Armado de Causas. La cartera de Economía se convirtió en Ministerio de Endeudamiento, Blanqueo y Fuga. Trabajo devino Despidos y Desocupación. Desarrollo pasó a ser Ministerio de Limosna. Seguridad es Ministerio de Seguridad Privada y Represión Popular. Y Cultura implosionó, restando apoyo a la producción y la circulación artísticas que nos distinguían en el mundo, para ceder ese aire a los medios que creen que la Mentira y el Odio son alimento suficiente para el alma.
Desde 2016, el gobierno se desmarcó de la tradición liberal que fingió encarnar, apelando a herramientas antidemocráticas que desnudan su torpeza política. A la prensa opositora se la asfixia económicamente, a carpetazos y mediante amenazas de prisión a piacere. Millones de argentinos fueron empujados a una movilidad descendente, caída libre que amenaza superar los ‘logros’ de Menem y De La Rúa en tiempo récord: gente que ya no cubre necesidades básicas porque perdió el trabajo, pero también porque la yuga a destajo sin ganar ni para mantenerse a flote. No hay una sola de las dimensiones del Estado que no sea radiactiva: ya ni podemos confiar en la transparencia del voto popular. A esta altura Macri ni se molesta en simular que conduce un plan económico, razón por la cual se alarman hasta los economistas ortodoxos. Este gobierno —todos los indicadores están ya a la vista— llegó a la Rosada sólo para hacerse con negocios jugosos, perpetrar mezquinas vendettas clasistas y habilitar la timba millonaria, moviendo fichas sobre el paño financiero mientras millones no deslizan ni un mendrugo hacia sus hijos por encima del mantel de hule. La percepción cada vez más extendida y alarmante es que vamos camino a ser un país donde nadie —en ningún sector del arco social— podrá vivir en paz. Ni siquiera nos queda el consuelo del futuro: el gobierno puso pararrayos en nuestras manos, mientras nos endeudaba de un modo que convoca a la madre de todas las tormentas.
Por eso las y los aquí firmantes — artesanxs de la cultura que metaboliza las aspiraciones y desvelos del pueblo, laburantxs de prensa que rechazamos la mentira y la extorsión como herramientas— dejamos a un lado diferencias partidarias y hasta ideológicas, para estar a la altura de la emergencia que corroe nuestra democracia. Más allá de inevitables desacuerdos de forma y fondo, coincidimos en esto: la única escudería que puede frenar este proceso de disolución nacional es el Frente de Todxs, encabezado por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Existe hoy un movimiento internacional de restauración que borra derechos que la humanidad ganó con sangre: la libertad de pensamiento y la igualdad de las razas, por mencionar sólo dos. El gobierno de Macri sirve a ese movimiento, por la única razón que conoce: su conveniencia. Pero los argentinos podemos frenar el daño aquí y ahora. Como herederos de una tradición histórica y política inédita, se lo debemos a los nuestros pero también a Latinoamérica y el mundo.