Cambiemos se alzó con la reforma jubilatoria en una nueva jornada de violencia en las calles, gracias al último acuerdo con gobernadores del peronismo por un bono compensatorio. El proyecto fue aprobado al cabo de una accidentada y maratónica sesión con 127 votos afirmativos, 117 negativos y 2 abstenciones. El oficialismo reunió con facilidad el quórum, pero tuvo que soportar una seguidilla de planteos de la oposición. La sesión duró 17 horas.
Los gases lacrimógenos volvieron a atravesar las anchas paredes del Palacio Legislativo. La postal que hace menos de una semana lamentó todo el país se replicó con más fuerza: corridas, incidentes, heridos. La tarde caía y la noche tornó en cacerolazos. En distintos puntos de la Ciudad. Con ese telón de fondo, y en una de las sesiones más tensas de las que se tenga memoria, el interbloque Cambiemos clausuró el capítulo más importante de la ola reformista y logró convertir en ley el cambio en el cálculo de las jubilaciones.
El bono companesatorio abarcará a los jubilados y pensiones que ganan hasta $ 10.000; habrá una compensación menor para los que se jubilaron por moratoria –aunque haya sido sólo de uno, dos o tres años–, no abarcaría las pensiones por invalideces no contributivas y tampoco al salario familiar por hijo de los 5 millones de trabajadores formales. Sí incluirá a la AUH. De los 17,4 millones de alcanzados por la movilidad, quedarían fuera más de 7 millones.
El bono no sería remunerativo, lo que significa que no integra el haber. Por lo tanto, no se lo tomará en cuenta para el cálculo del aguinaldo y tampoco se lo considerará para los futuros aumentos. Estas limitaciones explican que el bono tenga un costo de unos $ 4.000 millones, mientras la pérdida de ingresos de las 17 millones de personas alcanzadas por la movilidad por los meses de marzo, abril y mayo ronda los $ 30.000 millones de los $ más de 80.000 millones que, como hipótesis de mínima, están en juego a lo largo de 2018.
Tras una jornada de violencia en las inmediaciones del Congreso de la Nación y de protestas y cacerolazos en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires, cuatro horas después de que Diputados aprobara la reforma previsional impulsada por el Poder Ejecutivo, Mauricio Macri dio este mediodía una conferencia de prensa en la Casa Rosada. "Toda esa violencia que vimos, claramente orquestada, la vamos a enfrentar junto a la Justicia para saber quiénes son los responsables; no fue algo espontáneo", sostuvo.
"Claramente fueron hechos orquestados. El juez [Sergio] Torres, [Claudio] Bonadio, están investigando. Confío en lo que están haciendo ellos. Queremos una Justicia que cada vez despierte más respeto y lo va a lograr si hace pagar los costos de lo que han hecho", aseguró.
Macri dijo que quienes protagonizaron ayer hechos de violencia "han destrozado la ciudad y hospitalizado 80 policías". También afirmó que "los cambios generar incomodidad", pero que son "necesarios".
"Siempre se puede mejorar, pero lo más importante es entender que yo no vine a estar en una situación cómoda, a esconder los problemas debajo de la alfombra. Aposté a que poniendo todos energía y ganas vamos a ir resolviendo los problemas, como lo hicimos estos dos años", agregó.
Por otro lado, el Presidente que cuestionó que durante el día de ayer "hubo diputados que incitaron a la violencia".
En el programa #MonedaCorriente de RADIO LED, Elizabeth Peger entrevistó al analista político, Raúl Aragón, quien afirmó: “Si fuera el Presidente, estaría más preocupado por los cacerolazos que por los incidentes en el Congreso. Los cacerolazos fueron espontáneos en barrios donde el macrismo ganó todas las elecciones”.