En las últimas semanas los casos de Covid-19 comenzaron a crecer en el continente europeo y en Argentina se empezó a vivir un déjà vu sobre lo sucedido en el 2020, cuando la crisis sanitaria que azotó a los países de Europa se convirtió en la antesala de lo que sucedería en América Latina.
El aumento de contagios en Austria, Dinamarca, Francia y Alemania son el ejemplo más concreto de la nueva ola de coronavirus que impactará sobre las sociedades europeas. Sin embargo, en el gobierno argentino la preocupación sobre la llegada de una tercera ola es moderada. ¿El motivo? La cantidad de vacunados.
Este lunes la comisaria europea de Sanidad, Stella Kyriakides, aseguró que los casos de Covid-19 están aumentando en los países que tienen las tasas de vacunación más bajas. Lo graficó con sutileza y contundencia en una sola definición: “Ahora estamos enfrentando una pandemia impulsada por los no vacunados”.
Durante el fin de semana en Francia el Gobierno alertó a través de su portavoz, Gabriel Attal, alertó sobre la llegada una quinta ola en ese país, debido a un aumento del 80% en la cantidad de casos. “La nueva ola ha comenzado como un rayo”, sostuvo.
El gran problema de algunos países europeos es la baja tasa de vacunación que hay, debido a la cantidad de personas que no se quieren vacunar. Hay dosis disponibles, pero un sector de la población se muestra reactivo a la posibilidad de vacunarse y pone en riesgo al resto de la población. No haber entendido la necesidad de la vacuna después de la tragedia sanitaria que dejó la pandemia resulta insólito.
Pero esos países están sufriendo el impacto de los movimientos anti vacunas. En ese contexto, el gobierno de Alberto Fernández advierte que está bien parado para soportar un rebrote. Es debido al alto porcentaje de vacunados que tiene el país. Más del 90% de los mayores de 18 años tienen una dosis aplicada y cerca del 70% ya tiene las dos dosis. El porcentaje de vacunados es muy alto, pero aún faltan completar esquemas.
El motivo por el que no se logra es porque la gente no acude a los vacunatorios. Hay dosis, faltan los brazos donde ponerlas. Es el gran problema que afronta la gestión sanitaria en este tiempo: lograr que muchos jóvenes que se fueron a vacunar, vuelvan a ponerse la segunda dosis para aumentar su nivel de inmunidad frente al virus.
La responsabilidad individual no es clave solo en el cuidado y las medidas sanitarias, sino también en la aplicación de las vacunas. El Gobierno tiene indicios claros que le marcan que hay gente que aún no se vacunó. ¿Cuáles? Por ejemplo, instalan un vacunatorio en una plaza del conurbano y en poco tiempo la cola para recibir primeras o segundas dosis multiplica su tamaño.
La ministra de Salud, Carla Vizotti, hizo referencia a la situación europea y advirtió que para disminuir el impacto de la tercera ola en Argentina es necesario que quienes no se vacunaron, lo hagan. Realizó un pedido claro luego de una reunión que compartió este martes con el Jefe de Gabinete, Juan Manzur.
“Necesitamos que los jóvenes entre 18 y 39 años se acerquen a completar los esquemas, que quienes no los iniciaron, los inicien. Necesitamos que los adolescentes y los niños y niñas completen sus esquemas y que los inicien quienes tienen que darse la tercera dosis”, indicó la funcionaria. Fue casi un ruego.
El Gobierno tiene stock para dar los refuerzos de la tercer dosis a mayores se 50 años y está aumentando el volumen de dosis adquiridas, o producidas en el país, para que toda la población se aplique el refuerzo durante el 2022. Mantiene las gestiones para comprar más vacunas y, en paralelo, discute qué estrategia nueva aplicar para aumentar la cantidad de personas vacunadas.
La otra clave para enfrentar la tercera ola tiene que ver con el avance en la vacunación pediátrica. El gobierno de Fernández avanzó, en primera instancia, en la aplicación de vacunadas de menores de edad entre 12 y 17 años, a quienes les tocaron vacunadas de Moderna y Pfizer. En esa franja etaria superaron el 70% de los vacunados.
Luego siguieron con los menores de entre 3 y 12 años con las dosis de Sinopharm adquiridas a China. En ese grupo es donde más está costando ingresar. Hasta el momento se vacunó cerca del 60%, pero las autoridades sanitarias no creen que puedan pasar el techo del 75%. Hay muchos padres que no están dispuestos a vacunar a su hijo. Tienen miedo.
En el oficialismo están molestos con los mensajes que brindaron los dirigentes de Juntos por el Cambio sobre la vacunación infantil y que abrieron un escenario de suspicacias y dudas sobre su efectividad. “Nos hizo mucho daño ese mensaje”, advirtieron.
Lo extraño es que, pese a las críticas de los dirigentes opositores, el Cofesa, donde se reúnen todos los ministros de Salud del país, respaldó en dos oportunidades, en forma unánime, la vacunación pediátrica. La manipulación de información sobre la vacunas a menores y las discusiones públicas generaron desconfianza en algunos padres que prefirieron no inscribir a sus hijos para que se vacunen.
Hasta hace poco tiempo en el Ministerio de Salud se pensaba en avanzar con la implementación de un certificado de vacunación o carnet sanitario que habilite a las personas a poder ingresar a eventos, bares, fiestas etc. Una herramienta para empujar a la gente a vacunarse para normalizar su vida.
Esa opción se congeló en las últimas semanas. Si bien no está desechada por completo, demoraron su aplicación porque quieren estudiar al detalle cómo podría caer en la sociedad argentina, cómo se implementaría y que efectividad podría tener. Temen, sobre todo, que como respuesta negativa a es a medida, se movilice a los antivacunas y terminen agrupándose y ganando fuerza en su reclamo.
Por el momento el proceso de vacunación que se está dando es cuentagotas. Se van sumando pocas personas por día que no arrojan un volumen diario importante, pero suman en la tabla general. Para los próximos meses el Gobierno podría evaluar un cambio de estrategia y pasar a una que sea más agresiva para poder dar un salto en la cantidad de vacunados.
De todas formas, en el ministerio de Salud adelantan que la llegada de una posible tercera ola, no los obligará a tomar medidas restrictivas similares a las que se aplicaron en el 2020 y una porción del 2021.
Para el Gobierno la pandemia está terminada. Estos casos puntuales son rebrotes que se podrán controlar por la cantidad de vacunados. Pueden subir los casos, pero muchos de ellos serán de gente vacunada, analizan en las oficinas sanitarias, donde visualizan un escenario positivo, en términos sanitarios, para el año que comenzará en un poco más de un mes.