El gobierno porteño definió el nuevo protocolo escolar que empezará a regir a partir del próximo lunes, cuando retomen las clases tras las vacaciones de invierno. En la búsqueda de una vuelta gradual a la normalidad, el instructivo elimina el distanciamiento en las aulas, lo que permitirá que todos los chicos asistan de lunes a viernes.
Infobae accedió al borrador del protocolo que será rubricado en las próximas horas. El Ministerio de Salud porteño elaboró la nueva guía e introdujo como principales novedades que el curso completo pasa a ser la burbuja y que la asistencia vuelve a ser obligatoria. Al margen de esos ajustes, sostiene el resto de las pautas de cuidado.
El plan de presencialidad absoluta será en etapas. Se pondrá en marcha el próximo lunes, cuando vuelvan a la rutina pre-pandemia los alumnos de los dos últimos años de secundaria. Una semana después, el 9 de agosto, se incorporarán los chicos de primer, segundo y tercer año.
Una vez cubierta la secundaria, “y siempre que la situación sanitaria lo permita”, el 17 de agosto retomarían los cursos completos en primaria, modalidad especial, escuela para adultos, nivel superior no universitario y los centros de formación profesional. En tanto, el 23 de agosto se sumarían los chicos de nivel inicial.
“El grupo burbuja es el aula completa de cada sala/grado/año/curso”, dice el borrador del protocolo en sus primeras páginas. Esa revisión implica que ya no habrá dos o tres subgrupos dentro de los cursos para cumplir con los 1,5 metros de distancia, sino que todos los chicos confluirán en las aulas. No obstante, se mantiene el principio de no contacto entre los distintos grados de primaria o años de secundaria.
“Para el desarrollo de las clases presenciales en el aula a cada estudiante se le asignará un lugar fijo que deberá respetar y que no podrá ser modificado mientras se mantenga la emergencia sanitaria”, advierte el instructivo. En la segunda mitad del ciclo lectivo, los 1,5 metros de distancia serán obligatorios ya no dentro del aula, sino entre los distintos cursos, por ejemplo durante los recreos.
Para el caso de docentes que dicten clases en más de un curso, deberán “extremar las medidas de seguridad, tales como mayor distanciamiento respecto de los estudiantes, evitar la circulación por el aula, entre otras”.
La decisión del jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta abre un nuevo foco de conflicto con la Casa Rosada. En el Ministerio de Educación nacional sostienen que todavía no están dadas las condiciones epidemiológicas para retomar la presencialidad plena. En la última sesión del Consejo Federal, de hecho, elevaron una guía que sostiene los mismos elementos del protocolo original, que se aprobó a mediados de 2020.
La última resolución solo la rechazaron CABA y Mendoza.
Tras la sesión del Consejo Federal, el ministro Trotta cuestionó al gobierno porteño. “No hay nada que negociar con la Ciudad. Tienen que cumplir la norma y no pueden retomar la presencialidad total sin distanciamiento. Es irracional plantear presencialidad plena y sin distanciamiento dentro del aula. Le pedimos a Larreta y Quirós que sean responsables”, señaló.
Al margen de la polémica por el distanciamiento, el nuevo protocolo porteño sostiene el resto de las pautas preventivas. El uso de tapabocas continua siendo obligatorio en todo momento, salvo para los niños de jardines maternales que están exceptuados de utilizarlo. Las puertas y las ventanas de las aulas seguirán abiertas pese a las bajas temperaturas para garantizar la ventilación cruzada.
También insisten en el lavado frecuente de manos con agua y jabón o alcohol en gel, y en la desinfección de los elementos escolares.
Al igual que en la primera mitad del año, los ingresos a la escuela serán escalonados, con lapsos de no más de 15 minutos entre curso y curso. Se les tomará la temperatura a todos los chicos y personal educativo, y no se le permitirá el ingreso a quienes registren más de 37,5 grados. Los padres no podrán entrar a los establecimientos.
Alumnos y docentes en grupos de riesgo
Tanto los estudiantes como docentes que integren grupos de riesgo podrán estar exceptuados de asistir a la escuela. Lo mismo aplica para aquellos chicos que convivan con adultos con comorbilidades. Para ello deben presentar un certificado médico o acreditar la convivencia y recibirán alternativas de educación virtual.
Hasta allí, ningún cambio. Pero el nuevo protocolo suma un asterisco. Aquellos alumnos o docentes de riesgo que hayan recibido al menos la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 hace al menos 14 días quedan fuera de la excepción, salvo que se trate de personas inmunodeficientes o pacientes trasplantados de órganos sólidos.
Los comedores escolares
Desde el 17 de agosto se cumplirá un pedido insistente de los padres: volverán a habilitar los comedores escolares. En caso de que sea un espacio cerrado, el coeficiente de ocupación será de un máximo del 50%. Asimismo las burbujas podrán comer al mismo tiempo siempre y cuando existan al menos 2 metros de distancia entre ellas.
Accionar ante un caso sospechoso o positivo
Ante un caso sospechoso de Covid-19 en la escuela, la burbuja debe aislarse preventivamente. Si una vez realizado el test, el caso de un docente se confirma, se tendrá que aislar durante 10 días corridos todas las burbujas a las que le dio clases hasta 48 horas antes de dar positivo. Si el contagiado es un estudiante, se aislarán durante 10 días el curso al que pertenece y los docentes que estuvieron en contacto con él hasta 48 horas antes del test.