En paralelo a la gestión de la pandemia, tanto el gobierno nacional como la oposición ya empiezan a preocuparse por la decisión más importante que deberán tomar en este atípico año electoral: quiénes encabezarán las listas de candidatos a diputados en los distritos más influyentes de la Argentina. Y para Juntos por el Cambio en general y Horacio Rodríguez Larreta en particular, esos lugares son dos: la provincia y la ciudad de Buenos Aires.
Si bien aún no hay definiciones sobre qué sucederá con el calendario electoral -la oposición sigue esperando que el Ejecutivo responda sobre la cláusula que piden que se garanticen las Primarias, más allá de la postergación-, las fechas comienzan a apremiar y se acercan los momentos de definiciones.
Por un lado, el Gobierno deberá decidir antes del 10 de mayo cuándo serán las PASO y, por el otro, en caso de posponerse, qué pasará con el resto del cronograma. Por ejemplo, según las fechas vigentes, el cierre de listas está previsto para el 19 de junio.
Con este panorama en la cabeza, Horacio Rodríguez Larreta está cada vez más cerca de inclinarse por elegir a un candidato para competir en internas contra Patricia Bullrich, quien busca encabezar la lista de Juntos por el Cambio en la ciudad de Buenos Aires. El jefe de Gobierno porteño siempre quiere priorizar los acuerdos, el consenso y la lista de unidad.
Cree que las Primarias pueden generar un desgaste innecesario en la coalición de cara a su proyecto presidencial. Pero las constantes y -a su criterio- desmedidas críticas de Bullrich lo están llevando a decidirse por dirimir postulaciones en las PASO.
Hay dos momentos que marca Larreta en los que cree que la ex ministra de Seguridad realizó un “ataque frontal” a su gestión y autoridad. El primero data del 9 de febrero, cuando Bullrich encabezó una protesta en el Palacio Pizzurno, sede del Ministerio de Educación, para pedir el regreso de las clases presenciales.
La convocatoria vino primero del lado de la presidenta del PRO, quien luego dijo que fue una decisión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio. Estuvieron también Alfredo Cornejo, presidente de la UCR, y Maximiliano Ferraro, titular de la Coalición Cívica.
Aunque el destinatario final de la manifestación era el Gobierno, Larreta sintió que lo incluía por elevación, cuando desde su administración venían impulsando la presencialidad desde fines de 2020 y ya habían anunciado que en 2021 arrancarían el calendario escolar con anticipación. Las clases comenzaron el 17 de febrero, una semana después de la protesta.
El segundo accionar de Bullrich que terminó de aumentar la furia del jefe de Gobierno fue el viernes pasado, cuando la ex ministra publicó en sus redes un mensaje nuevamente por las clases presenciales pero esta vez en el secundario. Allí fue más claro que el destinatario era Larreta, quien venía de anunciar en conferencia de prensa las nuevas restricciones para la ciudad de Buenos Aires.
El alcalde porteño había comunicado que se mantenía la presencialidad en los niveles primarios y que el secundario adoptaría una versión mixta que debería definir cada institución.
Horas después de esto, Bullrich escribió: “Quienes integramos Juntos por el Cambio coincidimos en que la educación es esencial y debe ser nuestra prioridad porque iguala oportunidades y genera desarrollo a futuro. Ahora: ¿quiénes se perjudican con el cierre del nivel secundario? Todos los niveles educativos son importantes. No les quitemos a nuestros chicos el derecho a estudiar y tener un futuro digno”.
Para Larreta esto fue un ataque directo a su gestión y está convencido de que esconde la pelea por las candidaturas. El enojo del jefe de Gobierno pasa porque sabe que estos mensajes son decisiones unilaterales de Patricia Bullrich, que no tienen el aval del espacio y, mucho menos, de Mauricio Macri, principal promotor de la candidatura y crecimiento de la ex titular de la cartera de Seguridad.
Desde el entorno de Bullrich aseguran que el ex presidente está al tanto de todos sus movimientos, pero Larreta desconfía de esto, sobre todo porque en el último tiempo se aceitaron los diálogos con el ex mandatario: “Mauricio sabe lo que es gobernar la Ciudad con el kirchnerismo en el poder”, resumen sus armadores.
La consecuencia directa de esta interna, que pareciera no tener marcha atrás, es que el jefe de Gobierno está casi decidido a dirimir los candidatos porteños en una PASO. La idea original de Larreta, fiel a su estilo, era llegar a un acuerdo y lograr una lista de unidad. Pero con estos ataques se siente forzado a competir.
Su principal carta es María Eugenia Vidal, a quien ya comenzaron a medir en encuestas contra Bullrich y los números son auspiciosos. Pero lo mismo dicen del lado de Bullrich: “Le podemos competir a cualquiera”.
La creencia en el armado de la ex funcionaria es que el electorado del PRO en CABA la apoyará. Y hasta se animan a decir que por encima de Vidal. El temor, que les marca la pauta de hasta cuánto estirarse con la confrontación, es al aparato que tendrá disponible Larreta para la campaña. Los famosos “fierros”. Y, otro dato que no es menor, que en caso de competir con Vidal la ex gobernadora lo hará con el apoyo explícito de Larreta.
Entonces la contienda dejaría de ser “mano a mano”. El jefe de Gobierno ya hizo saber que no se quedará neutro y que buscará influir lo máximo posible para que se imponga su candidato.
Otra opción, en caso de que Vidal elija no competir o presentarse nuevamente en la provincia de Buenos Aires (aunque más difícil) es que vaya Diego Santilli. Esto representaría una complicación para Larreta no solo porque es su alternativa para el adverso territorio bonaerense sino porque también afectaría mucho la gestión de la pandemia.
Para Larreta, el vicejefe de Gobierno es un “último plan B” porque le soluciona y facilita muchas cosas del día a día. Para empezar, el diálogo con el Gobierno a través de Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia.
Con esta postura, el mandatario porteño busca saldar otra cuestión que es de las que más lo enfurecen pero reconoce que Bullrich ha sido muy ágil en instalar: que ellos dos están a la par. Larreta quiere marcar que él no está en una interna con la presidenta del PRO y que, en todo caso, ella competirá con un candidato que elija el jefe de Gobierno.
“Yo estoy gestionando una pandemia en uno de los distritos más importantes del país”, suele repetir Larreta cuando le preguntan por la ex ministra. Y resalta que los comportamientos de Bullrich son para una “estrategia cortoplacista”.ar
A favor de su decisión casi tomada de ir a unas PASO es que Mauricio Macri le dejó en claro a la mesa nacional de Juntos por el Cambio que él considera lo mejor dirimir todas las candidaturas en todos los distritos a través de las Primarias. Se quiere diferenciar del kirchnerismo que, según vaticinan, elegirán todo “a dedo” y además busca marcar un precedente de cara a 2023 para que los liderazgos estén claros.
Con la incertidumbre de los nombres y los contagios de coronavirus en su peor momento, solo resta esperar a que pase el tiempo para conocer qué sucederá finalmente con la interna entre halcones y palomas del PRO que recrudece día a día pero que, por el momento, sus principales protagonistas eligen escudarse en la gestión de la pandemia para evitar las definiciones.