La Cámara de Diputados de la Nación aprobó este jueves el proyecto de ley que prevé la reforma de las jubilaciones de privilegio de jueces y diplomáticos, y la discusión pasará al Senado. El Frente de Todos logró su aprobación con 128 votos, mientras que hubo dos abstenciones anticipadas, que fueron las de los diputados de izquierda Nicolás del Caño y Romina del Plá. Durante la sesión y todo el debate no estuvo la oposición, que decidió retirarse luego de que el oficialismo lograra el quórum gracias a la presencia de Daniel Scioli, que fue designado como embajador argentino en Brasil pero aún no tiene oficializado su puesto, motivo por el cual pudo ocupar su banca de diputado, habilitar el debate y votar a favor de la norma.
Scioli apareció en el recinto a las 12:30. Se miró con Sergio Massa y se sonrieron. El designado embajador en Brasil hizo una "v" con sus dedos y se sentó en su banca. Habían pasado quince minutos desde la convocatoria formal de la sesión especial para discutir el recorte a las jubilaciones especiales del Poder Judicial y del Servicio Exterior. El Frente de Todos aún no había reunido en ese momento ni cien diputados. Necesitaba 129 para el quórum. Cristina Álvarez Rodríguez caminaba de un lado a otro entre las bancas. Llamaba por teléfono sin parar. Máximo Kirchner, el jefe del bloque del Frente de Todos, se reía de a ratos. Liliana Schwindt, que esperaba a un costado para asumir la banca en lugar de Felipe Solá, se tomaba la cabeza.
A las 12:35, había 100 diputados presentes entre el bloque oficialista y los dos diputados de la izquierda. Cuatro minutos después aparecieron los legisladores de la bancada de José Luis Ramón, aliado permanente de Massa. Al rato fue el turno de los cuatro diputados cordobeses del bloque presidido por Eduardo “Bali” Bucca, que no bajó al recinto: ya les había avisado a los jefes del bloque K la noche anterior. Cecilia Moreau pidió media hora más. El radical Ricardo Buryaile, de Juntos por el Cambio, apareció entonces por el recinto. Miró el tablero y dudó en sentarse o no en su banca para pedir la palabra. No quería colaborar con el quórum. Y pidió la palabra: solicitó que fueran quince los minutos y no treinta como había pedido su antecesora. Massa aceptó la propuesta y aprovechó para una humorada: “Si quiere se puede quedar a trabajar”, le dijo, jocoso. Hubo aplausos del Frente de Todos. Buryaile rió a carcajadas.
Las caras de preocupación del oficialismo, disimuladas con chistes de ocasión, recién se distendieron a las 12:59, un minuto antes de la prórroga solicitada, cuando Mabel Luisa Caparros, del oficialismo de Tierra del Fuego, entró apurada al recinto: unos minutos antes había avisado que estaba “a una cuadra” del Parlamento. Es la primera vez que el Gobierno estuvo tan ajustado en el número desde la nueva composición de la Cámara baja. Fue en ese momento que Cambiemos ingresó al recinto –el día anterior había anunciado que no daría quórum ante la negativa del oficialismo de no incluir una cláusula transitoria que garantice los beneficios jubilatorios actuales para los jueces que cumplen los requisitos aun cuando no hayan iniciado el trámite ante la ANSES–, Mario Negri pidió la palabra y la sesión se transformó en un escándalo.
“¡Trucho! ¡Trucho!", le gritaban desde el interbloque opositor a Scioli, que no sabía para dónde mirar. Negri cuestionó la legalidad de la presencia del embajador, cuyo plácet fue aprobado por el Senado, viajó a Brasil para reunirse con Jair Bolsonaro y ya empezó a trabajar como embajador, aunque el país vecino todavía no aprobó sus cartas credenciales, el último paso antes de que sea oficialmente el embajador. “¿Quién le pagó el viaje, Diputados o el Poder Ejecutivo? “Consiguieron el quórum con 128 diputados y un embajador”, cuestionó un rato más tarde Cristian Ritondo ante este medio después de que Cambiemos abandonara el recinto y amenazara con llevar la sesión a la Justicia, por “inválida”.
El propio Scioli intentó defenderse minutos antes, ante los gritos insistentes de la bancada opositora: dijo que su nuevo cargo aún no había sido oficializado en el Boletín Oficial y que eso recién sería la próxima semana. El interbloque de Juntos por el Cambio ya había decidido para ese momento dar por terminada la discusión. Una veintena de legisladores se apiñó en torno a la banca de Negri mientras Marcelo Casaretto, del Frente de Todos, trataba de empezar el debate. Ritondo y Maximiliano Ferraro golpeaban con las palmas de las manos sus bancas para impedir que se escuche lo que decía el diputado del oficialismo. Juan Manuel López, de la Coalición Cívica, no paraba de gritar “¡truchos!”. Máximo Kirchner les hacía señas a sus legisladores para que no contestaran.
Massa, que ayer no había contado con este escenario de caos, trató de seguir la sesión. Negri pidió la palabra: volvió a acusar al oficialismo por la “anomalidad” de la sesión, hizo un repaso de las recientes gestiones de Scioli como embajador en Brasil y anunció que Cambiemos iría a la Justicia. El presidente de Diputados volvió a defender la presencia del ex gobernador bonaerense. Mientras tanto, Casaretto siguió con su discurso. Juntos por el Cambio empezó entonces a irse definitivamente del recinto. Eduardo Valdés, que fue embajador ante el Vaticano, se acercó a Negri y a un grupo de diputados de la oposición para pedir calma. No hubo caso: después de unos segundos de charla, el ex embajador volvió a su banca con el dedo levantado y acusaciones cruzadas.
El Frente de Todos siguió el debate, que pasadas las 14 se preveía mucho más breve de lo que fue, con media cámara vacía. Y con el interbloque de Juntos por el Cambio reunidos en un salón contiguo para definir los pasos a seguir.